Cap. 16- Gran propuesta por parte de Kimizuki

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¿Creían que mori? Pos no, y acá les dejo un cap bastante largo c':

>>Narra Yoichi<<
Sin darme cuenta habían pasado ya cinco días de la noche junto a Kimizuki, no habíamos vuelto a hablar sobre ello.

Habíamos acordado en ir a pasear por la ciudad y así liberarnos de todo el estrés que nos presentaba el entrenamiento del ejército y los exámenes de la semana pasada, todo iba normal, para mi gusto era demasiado extraño el hecho de que no hubiese pasado ninguna anomalía dentro de la ajetreada ciudad que parecía ser esta.
Entramos en la única biblioteca que se encontraba en nuestras cercanías y comenzamos a ojear páginas de diferentes libros, en mi caso parecía ser uno de romance, Mitsuba me había regalado uno y que así "Pudiera comprender a mi adorado seme", no le entendí muy bien lo que quizo decirme con eso aunque no le di demasiada importancia. Kimizuki parecía haber escogido un libro de poesía el cual parecía haber sufrido un gran daño antes de que se le pusiera en aquel estante.
Media hora más tarde ya volvíamos para el cuartel el cual no quedaba muy lejos de allí, pensábamos ir a ver si Guren necesitaba alguna clase de ayuda o misión pendiente.
Más o menos a mitad del camino nos topamos con una cafetería bastante bien arreglada, algo modesta y rústica, pero de buen gusto. Kimizuki me pidió entrar, dijo que se la habían recomendado ya que sus pasteles eran geniales y los dueños habían sido bien reconocidos antes de que la enfermedad y los vampiros arrasaran con casi toda la población.
Sin más dilación entramos, una voz dulce y algo tímida nos recibió, en el mostrador se encontraba una chica que, a simple vista, no parecía ser mayor a los 18 años, cabello recogido color avellana y ojos grises los cuales nos observaban con curiosidad como si nos estuviera examinando con tan solo la mirada.
-¡Bienvenidos a nuestro humilde café!- musitó la empleada, aparentemente llamada Hanami, o al menos eso decía el broche que colgaba de su uniforme de camisa blanca a rayas verde oscuro y una adorable falda del mismo color junto a su delantal negro- ¿Qué se les puede ofrecer?- preguntó amablemente acercándose a nosotros junto a una libreta y su bolígrafo.
Luego de tomar nuestra orden, nos guió entre las mesas hasta llegar a la que sería la nuestra. Estaba junto a la esquina de la pared, una pareja se sentaba unas mesas hacia el costado, hacían demasiado ruido mientras platicaban entre ellos.
Al sentarnos, Kimizuki dijo que tenía algo importante que plantearme, parecía nervioso, por un momento creí que ya no me amaba, o que ya no quería ser mi pareja. Me miró fijamente y abrió un poco los labios, dudó unos segundos hasta que al fin lo soltó.
-Yoichi, ¿quieres irte a vivir conmigo?- Las palabras retumbaron en mi cabeza como si miles de tambores tocaran a más no poder al lado de mi oído.
¿Qué se supone que le diría? Obviamente estaba encantado, una sensación de alegría recorrió cada parte de mi cuerpo mientras que una presión en mi pecho crecía debido a  los nervios.
-¡E-es una magnífica idea, Kimizuki-kun!- respondí sonrojado ante esa pregunta, me era inevitable disimular la alegría que me causaba siquiera el simple hecho de pensar qué pasaría más tiempo junto a él.
En un acto repentino, el peli-rosa se acercó hacia mi oído tomándome del mentón junto a una sonrisa de alivio  la cual me susurró:
-No es necesario tanta formalidad, solo llámame "Kimi" ¿quieres?-
Sus palabras me hicieron erizar la piel mientras, aún más sonrojado, le respondía con una sonrisa nerviosa. Acto seguido, "Kimi-chan" buscó mis labios para fusionarlos con los suyos en un beso apasionado, dulce, y muy necesitado.
No quería separarme de sus labios, eran suaves y me daban cierto grado de tranquilidad que ninguna otra cosa me había dado jamás.
"...Me sentía afortunado de tenerlo, me mantenía feliz a pesar de todo el peligro que nos rodeaba..."
Parecía que ninguno de los dos tenía ganas de romper el beso, pero por causa del maldito oxígeno el cuál se nos agotaba, tuvimos que separarnos. Dios mío, estaba hecho todo un tomate, algo que pasaba al principio de nuestra relación, pese a eso comencé a acostumbrarme hasta que ya no me sonrojaba a tal grado de ponerme así. Claro está que siempre hallaba la forma de ponerme así, según él, me veía muy adorable ruborizado de esa manera (algo que, a mí, no me resultaba del todo cierto).
La pareja que se encontraba en la otra mesa guardó silencio durante unos segundos hasta que el hombre soltó en un acto de odio:
-¿¡Porqué no mejor se van a besar en un lugar privado, par de putos!?-.
El comentario me había afectado al segundo, no estaba acostumbrado a que alguien dijese eso, ninguna persona me había dicho eso jamás. Bajé la mirada apenado por eso; ¿realmente estaba mal el que nos amásemos? Supongo que estaba tan acostumbrado a ver felices a Yuu-san y Mikaela o a Guren y Shinya, que ya me parecía normal todo este tema del ser gay o no.
Lo único que hice fue tomar la mano de mi amado, apretarla fuerte y quedarme callado, no quería armar una disputa y menos con alguien que no conocía en un lugar como ese.

Pero claro, Kimizuki no se quedaría callado, parecía que aquel estupido comentario le había hecho la sangre hervir, se ajustó los lentes y le contestó lo más fríamente que pudo haber sido jamás.
-¿Disculpe? ¿Qué derecho tiene usted a decirnos eso? Hágame el favor de volver a su maldita charla y déjenos tranquilos, ¿o es mucho pedir para ok cabeza hueva como usted?-
Sé que no se paró a abofetearle por mi, sabía que eso era lo ultimo que quería y tan solo se limitó a contestarle con eso.
El hombre soltó un gruñido de disgusto y volvió a hablar con la mujer. Seguido a eso, Hanami se nos acercó con una bandeja la cual traía lo que le habíamos pedido minutos antes.
-Lamento que hayan tenido que pasar por eso- dijo mientras nos dejaba la comida. -Si vuelve a pasar, hablad con el gerente de la tienda, ahora mismo él se encuentra en el mostrador atendiendo clientes- propuso amablemente, Kimizuki asintió y al obtener respuesta se retiró de la mesa.
-No le hagas caso, Yoichi- me tomó de la mano por debajo de la mesa y la acarició suavemente a modo de consuelo.
-Q-Quiero pensar que tan solo son personas ignorantes... P-pero lo que dijo realmente me dolió- sin levantar aún la vista solté unas lágrimas que venía conteniendo desde hace un rato.- Lo... Lo siento, iré al lavabo a secarme... No tardo- acto seguido me levante de la mesa y fui hacia el baño.
Me miré al espejo, tenía unas pintas terribles, abrí el agua de la canilla y mojé mi cara repitiéndome en mi cabeza "todo está bien, solo es amor, ¿no es así? No te preocupes".
No tardé mucho hasta volver junto a Kimizuki quien estaba con la mirada perdida pensando en quién sabe que.
-Lamento la demora...- dije sentándome de vuelta en la silla, Kimizuki pareció volver a este mundo y sonrío.
-No importa, ¿Ya te encuentras bien?- soltó con cierto tono de preocupación.
Asentí sonriendo, el que él se preocupase así por mí, me levantaba el ánimo rápidamente.
-Entonces bien, comencemos a comer el pastel, se ve muy rico- esbozó una sonrisa y agarró los cubiertos para luego atacar su porción, realmente estaba hambriento.

Al terminar todo, nos fuimos del local y volvimos a caminar por la ciudad otro rato más, como ya se estaba haciendo de noche, sugerí de ir a mi casa.
-Esta vez no, cariño- apoyó su mano en mi cabeza de forma afectuosa y miró hacia el cielo. -Debo planear todo para la mudanza...- Sonreímos ambos, teníamos demasiadas ganas de pasar la eternidad junto al otro.... Se podría decir que somos una pareja feliz.

Luego de despedirnos caminé las pocas cuadras que quedaban hacia mi departamento, me sentía como si fuese el rey del mundo y tuviera alas en los pies, ya se lo que se siente el estar enamorado.

Como Todo Empezó [KimiYoi] [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora