La Llave

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Es de día, otra vez. Me pasa mucho que no sé ni en qué mes estoy, siempre es todo tan parecido, diferencias únicamente del tipo "soleado, tormenta, nublado". Cómo si a alguien le importara, oh, si les importa, corrección: cómo si me importara.

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Sentí su presencia, sabía lo que haría, pero no me dio tiempo a evitar escucharlo.

-Feliz Cumpleaños Eider.

-Te he dicho que no me interesa si cumplo años o no.

-Pero a mí si, me recuerdan al tiempo en sí...

-Ya, tampoco me interesa escucharte divagar.

-A ti no te importa nada en absoluto.

-¿Recién lo notas?

-Alguien viene.

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-Hora de desayunar, Eider- dijo Sor Esperanza entrando sin tocar, como siempre.

-Ya entendí- déjame en paz vieja metiche.

Ella solo se fue indignada, como todas las mañanas. Terminé de vestirme con un jean, un sueter fino gris, y un abrigo con capucha negro. No varío en colores, no voy a ser primavera andante.

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-Eider- me  llamó.

-¿Qué?  Sé lo que tengo que hacer, ahora déjame en paz.

Se esfumó, y espero que sea al menos por unas horas.

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Salí de mi habitación, la cual no comparto con nadie a causa de mi comportamiento "hostil", nadie me soporta y estoy perfecta así. Me dirigí al comedor, de hecho, ya llegaba tarde. Más problemas. Al entrar, Sor Juana me regañó.

-¿Por qué llega tarde esta vez señorita?

-Asuntos personales -respondí de malos modos y me senté al final de una de las largas mesas.

Ella bufó y regresó a sus tareas.

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-Eideeeer~

-¿Y ahora qué?

-Ya casi es hora. Tienes 10 minutos.

Mierda.

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Me levanté de manera brusca, Sor Juana sólo me miró, en cambio Sor Esperanza me gritó. Otra vez.

-¿Adónde crees que vas Eider?

No respondí, salí corriendo en su lugar. No soportaré  a esas viejas hoy, no más, ya no.

Como se imaginan, corría hacía el cementerio, más específicamente, a la tumba de mis padres. Al llegar, cavé hasta encontrar una pequeña cajita de plata, la guardé en el bolsillo derecho de mi abrigo y aplané un poco el lugar. 

Giré sobre mi hombro, una vieja costumbre, me percaté de la señora de  anoche, se supone que siempre aparece bien entrada la madrugada, ¿qué hace aquí? Se acercó a mí, retrocedí, lista para correr, ella dejo un ramo de rosas muertas en la tumba de mi madre,  luego uno en la tumba de mi padre. Me miró por unos segundos, abrió la boca como queriendo decir algo, pero la cerró sin que ningún sonido saliera de ella, puso una llave cerca de mis pies, después, dio media vuelta y se fue.

Todo era muy curioso, la llave parecía vieja, tenía algo de óxido en los bordes, la recogí y observé a la mujer retirarse. De pronto recordé a Dexter, debe estar esperándome, también di media vuelta, me fui sin tocar las flores, y con la cabeza llena de preguntas.



I won't dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora