Capítulo 14

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Capítulo 14:

-Hola ¿puedo pasar?- dijo alguien dando golpes al otro lado de la puerta.

-Sí- dije apoyándome en la pared de la habitación blanca toda acolchada en la que me encontraba.

Un hombre de cabello castaño y ojos negros entró en la habitación, tendría aproximadamente unos 32 años. Llevaba una bata blanca y una libreta en la mano, lo que me hizo descifrar fácilmente que era un Doctor.

Y que por alguna razón me sonaba.

-Así que es verdad…- dijo mirándome con incredulidad-, has vuelto.

-¿Cómo que he vuelto? ¿A caso he ido a algún sitio? Yo no recuerdo haber ido a ningún sitio y menos haber entrado en esta sala. Que por cierto ¿Dónde estoy?

-Ey, tranquila. Yo soy tu doctor, y estoy dispuesto a explicártelo todo… ¿Me acompañas? Quiero hablar contigo en un sitio más íntimo- dijo haciendo un gesto para que le siguiera.

-¿Más íntimo?  Por si no te has dado cuenta esta es una habitación cerrada y protegida hasta los dientes, por no tener no tiene ni ventana- dije.

Él me miró y después señaló al techo, una luz roja parpadeaba.

-¿Cámaras?- pregunté.

-Cámaras- repitió en tono de afirmación.

Yo asentí y le seguí, cerrando la puerta de la habitación tras de mí.

Los pasillos eran blancos y estrechos y parecía que la habitación por la que acababa de salir era la única en todo el pasillo.

Giramos en un cruce de dos pasillos iguales y seguimos rectos hasta que delante nuestro encontramos una puerta gris vieja.

Él se paró delante de la puerta y tecleó unos números en un pequeño teclado situado al lado de la puerta.

La puerta se abrió con un pitido y él se hizo a un lado para que yo pudiera pasar dentro de la sala.

Era una sala de color blanco con una mesa pequeña y dos sillas en medio de la habitación. Me acerqué a la mesa y miré hacia el techo. Un punto rojo parpadeaba.

-¿Cámara?- volví a preguntar.

-Cámara- confirmó de nuevo.

Los dos nos sentamos en las sillas, uno en frente del otro.

-¿Es que acaso me tienes miedo?- pregunté.

-Yo no, ellos- dijo señalando la cámara-. Te tienen controlada desde todos los ángulos de esta habitación, así que…

Se acomodó en su silla y yo me reí de su graciosa postura. Me resultaba tan familiar…

-¿Sabes?- dije-. Tengo la extraña sensación que te conozco.

Él sonrió y después me miró seriamente.

-¿Nombre?- preguntó precipitadamente.

-¿Qué?

-Tu nombre, necesito que me lo digas para saber si has recuperado la cordura.

-Ambb… No- me corregí-, Elissabeth Turkson.

-Muy bien- dijo con una media sonrisa-. Nombre de tu padre, madre, hermano e hermana.

-Jonh, Estefania pero mi padre la llama Estef, Marcus y Leah.

-Bravo, señorita Turkson. Ahora tienes que contestarme a una pregunta muy muy difícil ¿lista?

Asentí.

Si ella me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora