Capítulo 3

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Capítulo 3:

-Ambber, Ambber despierta- dijo Eli moviéndome el brazo para que me despertara.

-¿Qué?- dije levantando la cabeza- ¡Me he quedado dormida!- dije dándome cuenta que me había quedado dormida en clase.

Eli se echó a reír como una loca.

-He tenido que decirle a la profesora que te encontrabas mal y que esta noche no habías dormido nada. No estoy segura que me haya creído, pero te ha dejado dormir hasta que acabara la clase. Así que despierta porque el profesor de lengua está a punto de llegar.

Me restregué la cara con las manos y me levanté con cuidado de la silla.

-Gracias- le dije a Eli.

Eli era la mejor amiga que podía tener. La quería como si fuera mi hermana. Con el pelo castaño muy claro y unos ojos verdes que hacían que todas le tuviésemos envidia. No se podía comparar a mi pelo negro y a mis ojos oscuros.

-Cuando he salido al pasillo a buscar los libros a la taquilla,- dijo Eli- me he encontrado de pleno con Max, me ha preguntado donde estabas. Dice que no te ha visto en toda la mañana.

-¿Por qué te sorprende que haya preguntado por mí?- Salí al pasillo en dirección a las taquillas, ella me siguió-. Somos amigos, es normal que pregunte por mí.

-Por favor, Ambber- dijo cogiéndome del brazo y frenándome-. Ese chico está más que loco por ti. Dale una oportunidad ¿no crees que se la merece?

Estiré fuerte mi brazo y lo solté de su mano. Me dirigí a la taquilla sin decirle nada más y saqué mis libros. Al sacarlo vi que cayó una nota. Me agaché y la cogí.

-¿De quién es?- preguntó Eli.

La abrí:

 

Te ha encontrado. Corre.

-E. Connors.

-¿Qué?- dije en voz baja.

¿Era una especie de broma o algo así? Porque si lo era no le veía la gracia.

-¿Qué pone, Ambber?- dijo cogiéndome la nota-. ¿E. Connors? ¿Eric? ¿Tu hermano?

Al ver mi cara Eli comprendió que yo tampoco tenía ni idea de que significaba eso. El corazón me latía en la garganta. ¿Qué diablos quería decir eso?

Las siguientes horas de instituto pasaron a paso de tortuga. Pero finalmente toco el timbre que anunciaba que el instituto acababa hasta el día siguiente.

-¡Ambber! ¡Esperame!- gritó Max agitando la mano para que no me fuera sin él.

-Oh! Hola, Max- dije-. No te he visto en todo el día.

-Yo tampoco a ti. Ah, por cierto. Felicidades- dijo con una gran sonrisa.

-Gracias.

Nos quedamos sin hablar, cosa que hizo que ese momento se volviera bastante incómodo. Y de repente vi a Luke, mi hermano pequeño, caminando para casa cogido de la mano de una niña de su edad. Los dos tenían las mejillas sonrojadas y no se miraban a la cara. En un cruce los dos pararon y ella le dijo algo al oído. Se dieron un largo beso y ella se fue por un camino distinto al de mi hermano. Él se la quedó mirando mientras se iba por su camino y después continuó su rumbo a casa con la cabeza gacha y con las mejillas sonrojadas.

-¿Qué miras?- Me preguntó Max, dándome un susto de muerte.

-Nada, solo que mi hermano no me había dicho que tenía novia- respondí.

-Los hermanos pequeños son así. No nos cuentan nada a los hermanos mayores por miedo a que se lo expliquemos a nuestros padres- contestó riéndose.

Yo sí que se lo contaba todo a mis hermanos mayores, pensé, y sobre todo a Eric. Mi hermano no confiaba en mí como yo había confiado en mis hermanos mayores. No había pasado suficiente tiempo con él. No había estado en sus acontecimientos importantes o no le había hecho caso ¿Y por qué? Por las voces.

Al llegar a casa y cerrar la puerta detrás de mí me di cuenta de que ni siquiera me había despedido de Max. Pero me daba igual.

-Luke- dije picando a la puerta de su dormitorio- ¿puedo hablar contigo?

Él abrió la puerta y dijo:

-¿Qué quieres? Ya te he dicho que yo no tengo tu Ipod.

-Ya sé que no tienes mi Ipod, idiota. Vengo a hablar contigo de hermana mayor a hermano pequeño.

Puso cara de asco y me cerró la puerta en la cara.

-¡Luke! ¡Hablo en serio! ¡Quiero hablar contigo!- grité dándole golpes a la puerta- ¡Abreme!

Nada, ni caso.

-Luke- dije en una voz más baja-, o me abres o le digo a papá y mamá que estas saliendo con Ivette Jonnson.

La puerta se abrió de golpe.

-¿Cómo sabes cómo se llama?- preguntó asustado.

-Face Book- dije guiñándole el ojo-. La próxima vez que quieres que quieras esconder que tienes novia, no pongas una foto de perfil en la que sales besándote con ella.

Me abrió más la puerta y entré.

-¿Qué quieres?- preguntó.

-Quería decirte que puedes confiar en mí. Que me puedes contar lo que sea. Que yo te apoyo.

-Vale ¿ya? Tengo cosas que hacer.

-Idiota- le dije saliendo por la puerta.

En cuanto salí al pasillo cerró la puerta de golpe.

 Las 4 am.

Me levanté de la cama porque necesitaba ir al baño. Bajé las escaleras y medio dormida entré en el baño.

El baño olía a velas perfumadas y hacia muchísimo calor.

Cuando entré me miré al espejo. Todos mis pelos estaban en sitios diferentes y mis ojos estaban rojos.

-Preciosa- me dije para mí misma-. Estas, preciosa.

Sonreí a mi reflejo y me fije en el reflejo de la bañera. Estaba la cortina corrida y había luz en el otro lado de la cortina.

-¿Hay alguien?- pregunté.

Nadie contestó.

Parecía como si alguien se estuviera duchando al otro lado de la cortina con una vela encendida.

Me acerqué poco a poco.

-Voy a correr la cortina- dije más alto para a ver si había alguien-, si hay alguien que lo diga ahora.

Silencio.

De repente la luz del otro lado de la cortina se apagó. Ahogué un pequeño grito, pero seguí dirigiéndome a  la cortina lentamente.

Me paré delante de ella.

-Voy a abrir la cortina- anuncié por última vez.

La cogí con una mano… y la corrí de golpe con los ojos cerrados.

En cuanto los abrí el corazón se me subió a la boca y solté un grito inhumano.

La bañera estaba llena de agua y ahogado en ella, un cadáver.

El cadáver de Jessica. 

Si ella me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora