Capítulo 2

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Capítulo 2:

Me desperté después de una noche en la que no pude dormir nada por culpa de las pesadillas que me atormentan sin parar desde hace unas cuantas noches. 

-¡Felicidades!- gritó mi madre entrando en mi habitación con un pastel de cumpleaños con 18 velas en las manos.

Detrás de ella, mi padre, mi hermana Jessica con 27 años, mi hermana Krista con 25 y mi hermano con 15, me cantaban cumpleaños feliz con regalos en las manos.

Yo me senté en la cama mirando al suelo y oyendo como me cantaban. No quería que me cantaran, no quería comer pastel, no quería los regalos, no quería que nadie se acordara de mi cumpleaños. Y menos si cumplía 18, que era la edad en la que mi hermano había… bueno, desaparecido… 

-Llegaré tarde- dije interrumpiendo la canción-. ¿Podéis dejarme intimidad para que me cambie, por favor?

Mi madre me miró con preocupación, pero mi hermana Jessica me entendió y los echo a todos de la habitación. Antes de salir se me acercó a mí y me dijo a la oreja:

-No es un día para pensar en eso- me dio un beso en la mejilla y me puso un regalo entre las manos. Salió por la puerta y me quedé sola. 

Miré el regalo que tenía en las manos: era una pequeña caja azul cielo con un lazo amarillo que hacía que la caja se mantuviera unida. Lo abrí lentamente para no romperlo. 

Dentro había un collar. Un collar de oro que llevaba una medalla en la que ponía una inscripción:

“Que mayor te has hecho, lucecita. 

                                    Te quiere, Eric”

La garganta se me secó. ¿De dónde había sacado eso Jessica? 

Al mirar la caja vi que tenía una nota. Con las piernas temblando, la cogí y la empecé a leer.

“Ambber, hoy cumples 18 años. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo ¿verdad? Bueno solo quería desearte que pases el mejor cumpleaños del mundo. Espero que hoy no trabaje ni tenga nada que hacer, porque quiero pasar todo el día contigo. Y me da igual los planes con amigas o el novio que tengas, yo hoy estaré todo el día contigo. Así que prepárate, lucecita.

Te quiere, Eric. “

Las lágrimas me recorrían las mejillas mientras volvía a meterla en la caja. 

Me puse la ropa, cogí la mochila y me dirigí a la puerta sin pasar por la cocina. No quería que me preguntaran que me había pasado.

-¿Te vas a ir sin despedirte?

Me giré para ver quien me había hablado. Jessica.

-¿De donde has sacado la caja, Jessica?-pregunté.

-Cuando nos dijeron que Eric se había suicidado en el lago, me metí en su habitación para ver si alguien le había estado amenazando o para ver si había algún motivo por el que se quería suicidar. Pero solo encontré eso- se acercó a mí y me cogió de la mano-. Ambber, eras su persona favorita en este mundo. La que más quería en esta vida. Haz que no se equivoque al haberte elegido.

Le dije que si con la cabeza y salí por la puerta. 

-No llores. Hoy, no- me dije a mi misma.

Caminé en dirección al instituto.

De repente algo me frenó. Una voz. El corazón se me empezó a acelerar. No. Hoy, no. Por favor, hoy no. Las voces cesaron, y continué caminando. Pero, otra vez aparecieron.

Si ella me llamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora