Carta VI.

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He comenzado a pensar que te odio. Que te odio mucho. Tanto como una vez te quise. He empezado a creer que nunca me quisiste de verdad, que fui solo un juego más de una niña que solo quería divertirse a costa de arruinar los sentimientos de alguien que lo único que deseaba era verla feliz. Y tú misma me enseñaste que el odio es algo muy fuerte que no hay que declararlo así a la ligera. Sí, tú, la que me dijiste que si alguna vez te dejase lo hiciese en persona y no por un mensaje. Si, la que no me saluda cuando me ve por la calle. Porque si el odio es algo muy serio como para declararlo a la primera de turnos, el amor no iba a ser menos, y aun así nos lo declarábamos cada noche antes de irnos a dormir. Es asombroso como puede cambiar todo, ¿no crees? Ahora odio verte, mirarte y ver tu cara. Odio la forma de andar que tienes, como me tratas y de como has cambiado.

Recuerdo que una vez me dijiste que nunca odiase. Tal vez fue el mismo día que me hiciste prometer que no me separaría de tu lado. Y ahora mira, te odio. Y no, no me he separado de tu lado, me has echado tú, me has empujado hacia afuera como si en algún momento me hubiese convertido en el peor villano del mundo, como si alguna vez te hubiese hecho daño, como si todo fuese culpa mía.

Odio soñar contigo y odio despertar de madrugada y no poder llamarte. Odio tener que luchar contra mis ganas de hablarte para no hacerme mas daño. Odio no poder aceptar que todo se ha acabado, que ya no estas, que me hayas dejado, y odio pensar que vas a acabar en brazos de otro. Odio todo lo relacionado contigo, lo odio mucho. Lo odio tanto que no lo odio nada, ni siquiera un poco. Porque te echo de menos, aun que cada vez menos.

Devuélveme el mes de abril.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora