Carta III.

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El amor es una mierda. Pero te das cuenta tarde. Cuando ya te han roto, cuando tu corazón yace en el suelo inerte, hecho trizas, repartido en pedazos, cuando te duele la cabeza de tanto llorar y el ibuprofeno no consigue calmarte. Cuando tienes que fingir sonrisas delante de tu familia para que no sepan lo roto que estás y te derrumbas estando solo en tu habitación, cuando entro en la galería y veo tu foto por todos lados, cuando te acuerdas de ella y tienes que morderte el labio para no ponerte a llorar en mitad de clase, justo en uno de esos momentos te das cuenta de que el amor es una mierda. De hecho estoy seguro de que el amor ha provocado, directa o indirectamente, tantas muertes como la puta peste negra. Porque el principal problema que hay es que nadie nos enseña a amar. Así que cada uno lo hace como puede, o como quiere, o como le dejan, y a cada uno le jode y le afecta de una manera diferente. Pero no por ello hay que dejar de amar. Porque aun siendo una mierda, el amor puede hacerte sentir la mujer o el hombre más feliz del mundo, al menos mientras dura ¿verdad? Pero cuando se acaba, cuando se apaga la vela, se termina y todo cae. Y lloras y duele y aun así vuelves a enamorarte otra vez, sabiendo todo lo que esto conlleva. Porque necesitamos que alguien nos quiera y nos lo demuestre. Por lo que no voy a negarte que e echo de menos, o que soy masoca, pero tienes que saber que puedo vivir sin ti y que solo necesito a alguien que me quiera como tu lo hacías. Y no se cuando aparecerá ese alguien pero soy tan idiota que me volveré a arriesgar a amarla, que me voy a lanzar a buscarla en mil camas, entre cientos de piernas y bajo centenas de medias, y que si no aparece por lo menos me llevaré un buen polvo y un bonito recuerdo. Porque el amor es una mierda, pero una mierda necesaria para que el resto de cosas no nos parezcan una mierda aun mayor. Es extraño, algo así como la quimioterapia o la radioterapia, que pueden matarte pero también curarte el cáncer. Y total, cada persona es solo un minuto y la vida, amiga mía, se cuenta en años.

Devuélveme el mes de abril.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora