2. El tacto de las sábanas

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Jimin entró a casa borracho.

Se cayó en la entrada, al tropezar con el perchero. Jungkook se levantó corriendo del sofá para ir a ayudarlo.

—Jimin, ¿qué mierdas ha pasado?

—Hose... Hoseok... Tampoco tienes... la polla tan... grande...

Jungkook contuvo la risa como pudo y lo ayudó a levantarse del suelo.

—No soy Hoseok, soy Jungkook. Ya sabes, Kookie. Tu Kookie.

—Kookie... ¿Pero ese no era... el friki de la Univer... sidad?

Jungkook llevó a Jimin hasta el sofá e hizo que se tumbara. Este se retorció adolorido.

—Así que pensabas que era un friki... —Se quedó pensativo— Eso no me lo habías contado nunca.

—Hoseok, cállate un poquito... Me duele la cabe... za.

Jungkook no pudo más y explotó de la risa. Jimin se tapó los oídos, víctima del dolor.

—¿Puedo fingir que soy Hoseok sólo para destrozar tu imagen de él?

—Estás... loco. —se quejó Jimin, y se puso bocabajo.

Jungkook fue a por una manta al cuarto. Se la echó por encima al mayor y se sentó en el borde del sofá.

Jimin se recolocó y quedó en postura fetal. Tiritaba, tenía el ceño fruncido, sus labios estaban morados y se los mordía con rabia.

Jungkook estuvo acariciando su pelo hasta que se quedó dormido. Su expresión se fue relajando poco a poco hasta que sus labios volvieron a su color natural, sus cejas volvieron a formar unos arcos perfectos y su respiración se normalizó.

Dieron las once y Jungkook empezó a tener sueño. No iba a poder cargar con Jimin, por experiencia, así que lo dejó en el salón, durmiendo en el sofá.

Se tomó sus pastillas y se fue a la cama. Se quedó mirando el techo durante un buen rato. Su mano acariciaba con dulzura la parte de la cama de Jimin. Se quedó dormido al cabo de unos minutos.

Jimin se despertó media hora más tarde. Algo dentro de su cabeza explotaba una y otra vez, dejándolo atontado. Había bebido demasiado.

Se dio cuenta de que estaba en casa, tirado en el sofá. Al ver la manta que lo cubría, se acordó de Jungkook.

Susurró su nombre dos veces. Tal vez tres. Se levantó con rapidez y por poco volvió a tropezar. Corrió hasta el cuarto y encontró a Jungkook durmiendo.

Se subió a la cama, despertándolo y gateó hasta él. Jungkook, sobresaltado, se echó hacia atrás y se dio un cabezazo contra el cabecero de la cama.

Los labios de Jimin buscaron desesperadamente los del menor. Empezó a besarlo como si se tratara de la última vez que podría hacerlo. Jungkook intentó seguirle, pero iba demasiado rápido para él, que aun estaba medio dormido.

—Jimin... —dijo entre jadeos, aprovechando que habían separado sus bocas— ¿Ocurre algo? ¿Otra pesadilla?

—Lo siento... —respondió él, y lo besó de nuevo— Lo siento. —repitió.

Se desabotonó la camisa, la cual apestaba a alcohol y Jungkook no le había cambiado.

—Perdón —se disculpó este—, se me ha olvidado cambiártel...

—Idiota. —le cortó Jimin, volviendo a besarlo.

El pelinegro se quitó con agilidad los pantalones y empezó a desnudar a Jungkook.

No esperaron un minuto más.

Jimin se situó entre las piernas abiertas de Jungkook, que seguía con la espalda apoyada en el cabecero. Su mano fue directa a la entrepierna del menor. Con la palma de esta, frotó suavemente su miembro. Un gemido en forma de suspiro se escapó de la boca de Jungkook.

Jimin siguió haciéndolo mientras dejaba besos húmedos por todo su pecho. Metió la mano dentro de sus calzoncillos y sacó el miembro del menor. Apoyó la barbilla en el hombro de Jungkook y, cuando este empezó a jadear sobre su cuello, totalmente excitado, empezó a masturbarlo.

Las caderas de Jungkook se movían al mismo ritmo que la mano de Jimin. Buscaban desesperadamente más y más fricción.

Jungkook se quedó a las puertas del paraíso, porque Jimin paró de repente. Sus caderas siguieron moviéndose inutilmente. Cuando fue a llevar su propia mano a su erecto miembro, se encontró el de Jimin.

Este frotó varias veces su miembro contra el de Jungkook, volviéndolo loco, y luego cogió sus piernas para subirlas a sus hombros.

Los dedos de Jimin buscaron la entrada de Jungkook y se metieron lentamente dentro de ella. Jungkook gimió algo más fuerte y se agarró a las sábanas al sentir sus dedos moverse.

—Ya... Jimin... —jadeó, apretando los dientes.

Jimin sacó los dedos y, con mucha agilidad, metió su miembro dentro de él. Jungkook gritó.

Lo empezó a embestir sin sutilezas, dándole con toda su fuerza. Estaba tan excitado que no podía pensar en nada que no fueran los gemidos de placer y dolor de Jungkook.

Las manos temblorosas de Jungkook buscaron el cuerpo del pelinegro. Rodeó su cuello con los brazos y se irguió un poco.

Se volvieron a besar, esta vez apasionadamente. Jimin puso una mano en la cadera de Jungkook y con la otra siguió masturbándolo.

Un orgasmo terriblemente placentero se apoderó de ambos después de unos segundos. Sus cuerpos colapsaron, abandonando todas sus fuerzas. Se dejaron caer en la cama, el uno al lado del otro. Ambos respiraban con dificultad.

—Jimin... —susurró Jungkook.

Este se giró para mirarlo. Vio su mano temblar y fue rápidamente a cogerla. Se la llevó a sus labios y la besó.

—Lo siento... —repitió Jimin, y una lágrima se escapó de sus ojos, resbaló por su mejilla y cayó a la mano de Jungkook.

—No... —Jungkook se arrimó a él y apretó su mano. Juntaron sus frentes — Te quiero.

—No te merezco.

—Sabes que no me gusta que digas eso...

—No te merezco... —insistió Jimin, acurrucándose en su cuerpo, dejándose envolver por él.

Jungkook le soltó la mano para abrazar su cabeza. Metió los dedos por su pelo y lo acarició. Hundió la nariz en él y respiró su aroma, mezcla de alcohol, sudor y tristeza.

—Te quiero, no lo olvides nunca, Jimin...

Se quedaron dormidos, esta vez juntos.

A la manaña siguiente, Jungkook despertó primero. Jimin seguía acurrucado a él, durmiendo plácidamente. Se quiso apartar para ir a ver qué hora era, pero Jimin se aferró a él en sueños.

Jungkook sonrió y se quedó quieto. Buscó con la mano algún borde de la sábana y cuando lo encontró cubrió a Jimin.

Acarició el brazo de Jimin por encima de ella. Era una sensación tan agradable...

Por encima del frío que hacía esa mañana en especial y por encima de la suciedad de las sábanas, todavía podía sentir su agradable tacto.

Todavía.

JiKook ➼ Todavía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora