Capitulo 7

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Nunca le gustaba dormir en aviones, era lo más horrible. El cuello le dolía a morir y es que durmió con fatalidad, los asientos eran tan duros que hasta su trasero dolía.

Cuando el vuelo llego al aeropuerto todo el mundo cogió sus cosas y comenzaba a salir, Madison se tomo su tiempo, tenía todo un mes para relajarse y disfrutar todo por unas vacaciones obligatorias.

Cogió su cosas y fue a la entrada del avión, bajo con cuidado para después caminar a la entrada de la estación, la gente iba y venía, los llamados de los vuelos se escuchaban.

Pidió un taxi para que la llevara al hotel donde se hospedaría, espero unos minutos hasta que su transporte llego, el transcurso fue tranquilo. Estaba muy cansada como para poder disfrutar del paisaje.

Se instaló en el hotel, tenía una suite reservada para ella, el botones la ayudo con su maletas mientras iban a su habitación.

Con la boca abierta miro la lujosa habitación, todo parecía de la realeza y es que todo estaba decorado tan lujosamente, le dio las gracias al muchacho.

Se lanzó a la cama y soltó un gran suspiro, algo positivo dormiría hasta más no poder. Por ahora sólo se bañaría y repondría las horas de sueño.

Se duchó por una larga hora disfrutando de la bañera de porcelana, las cremas aromatizante estaban haciendo efecto en ella así cortó el baño, se secó y vistió con un blusón delgado sin pensarlo más se lanzó a la cama y quedo dormida al instante.

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Hoy era su primer día en el Caribe y no sabía que hacer, se había levantado hasta medio día, toda animada y renovada a más no poder.

Se puso con short corto hasta la mitad del muslo y una blusa sport de color rojo, unas sandalias doradas y amarro su rebelde cabello.

Salió de la suite y fue a desayunar al restaurante del hotel, la gente estaba hablando y riendo, eligió una mesa alejada con vista vista al hermoso patio.

Una camarera se cercó, pidió el desayuno clásico mientras esperaba le mandó un mensaje a su tía de que había llegado bien su tía le respondía rápido.

"Me alegro, ¿vas a salir a ver algo?"

" nose, ahora estoy desayunando y es que dormí hasta no poder más"

" por alguna razón te creo, cariño disfruta y por favor no trabajes"

"Esta bien, prometo disfrutar y es que no perdería la oportunidad  de disfrutar algo pagado, dile a Theo que le mandó saludos"

" le daré tus saludos, adiós cariño y cuídate"

"Gracias y besos"

Su desayuno llego y se vía de maravilla, su estómago protesto de hambre y sin más ataco su desayuno.

Término de desayunar y reviso su teléfono, pero por curiosidad levanto la vista y se quedo de piedra al ver al hombre sobre el marco de la puerta del restaurante.

Su corazón comenzó a latir tan frenéticamente, el estómago se le apretó y por unos pequeños segundo.

Sin pensarlo bajo la vista e hizo como si no lo había visto. Mal plan, porque el estaba caminado hasta ella.

Levanto la vista y ese perfecto rostro le golpeo como siempre lo hizo, se lamió los labios para después saludarlo.

— hola, Leandros.

El le dedico una sonrisa estupenda que hizo sólo ponerla más nerviosa.

— hola, ¿puedo sentarme?

Debería decir que no pero no podía, así que asintió y el jalo una silla para sentarse.

— ¿cómo has estado Madison?

— oh...–tenía el cerebro frito y es que el le afectaba de todas las maneras posibles– bien, y ¿tu?

— bien entre lo que cabe –respondió el mirándola sin pestañear– no es fácil perder algo lo cual es...

— ¿tu padre está bien? –pregunto preocupada, el señor había sido tan bueno con ella–

— falleció hace dos meses

— oh dios –se tapó la boca y después sin pensarlo agarro las manos de Leandros– lo siento mucho.

El le apretó las manos y le dio una sonrisa algo triste, después beso sus manos y ella se puso roja.

— gracias.

Le dio una sonrisa y alejó sus manos, la piel le ardía por el contacto de Leandros, quería impregnarse de el.

Charlaron sobre cosas banales, rieron sobre unas cosas que le habían pasado a el, Madison disfruto estar a su lado y olvidar su pasado.

— ¿vas a comprar este hotel? –pregunto sorprendía–

Estaban caminado por la playa, disfrutando del mal, sol y el aire.

— algo así, más bien le estoy haciendo un favor aún amigo –le dijo Leandros– pero vine por otro asunto.

— oh... –río- me lo imagino, tu amas los negocios...

Los dos rieron, Leandros estaba siendo un encanto y era una etapa de el que no conocía.

— no vengó por negocios, vine por ti, Madison.

Se quedo quieta, dejo de caminar y sintió el cuerpo entumido, lo volteo a ver.

— ¿por mi? No te entiendo Leandros...

Lo vio suspirar y pasarse una mano por el cabello azabache.

— quiero recuperarte, quiero recuperar a mi esposa —su voz era algo rasposa—

— ¿porqué? –sentía que las lágrimas saldrían de sus ojos–

— por que te quiero... Quiero volver a tener lo que perdí por estúpido.

Sus manos le agarraron el rostro y los dos se miraron, se olvidaron de que estaban en público y que la gente pasaba y lo miraba.

— yo...no se... Me hiciste mucho daño Leandros –susurro con lágrimas en los ojos– no puedo aceptar como si nada hubiera pasado, me dolió lo que me hiciste...

— lo se, y no espero que me perdones así como si nada –Leandros unió sus frentes– te pido que me des una oportunidad, quiero volver a ganar tu amor.

— yo... Muy bien... —acepto, sólo esperaba no volver a salir herida ni con el corazón roto en miles de pedazos–

Pensó que la besaría pero el sólo eso su frente y del su mejilla izquierda.

— gracias, aré que me vuelvas amar está vez lo aré bien y a como se debe.

— ¿cómo? –pregunto toda roja–

— si te dijo que no... Nunca lo he hecho pero estoy dispuesto a todo si eso significa ser un romántico meloso.

No pudo evitar reír alto y le dio un golpecito en hombro.

— sólo son citas y otras cosas –le dio una sonrisa– no es necesario ser tan dramático.

— lo es, nunca fui un hombre de flores y chocolates, se me dan los negocios pero esto...

— creo que todo es a su tiempo... Jamás he tenido novio hasta que me case contigo.

Le daba vergüenza admitir aquello, sus padres no se lo habían permitido jamás.

— es un alivio, no abra competencia.

— eres un...

— hombre maravilloso agapi mou, y estoy dispuesto a todo para volver a tener a mi esposa.

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Una Segunda Oportunidad (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora