Capitulo 9

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Leandros la miraba divertido cuando comenzó a quitarse las zapatillas en la playa.

Cuando sus pies tocaron la fresca arena se sintió tan bien que soltó un largo suspiro de éxtasis, dejo tiradas las zapatillas y salió corriendo hacia la orilla del mar que la tentaba.

Se alzo un poco el vestido, dio varios pequeños brincos cuando las pequeñas olas le acariciaban los pies.

— estas loca –podía escuchar la diversión en la voz de Leandros– anda sal que puedes enfermarte.

— oh no, un ratito más si –lo miro suplicante–

Leandros la cargo, grito al sentir un azote en sus nalgas se revolvió y los hizo caer a los dos a la arena justo cuando las olas subían a la superficie.

Comenzaron a reír, estaban completamente mojados y se sentía tan bien, sin pensarlo se cernió sobre el quedando sentada un poco más arriba de su cintura, su vestido se subió a sus muslos, coloco una mano sobre el fuerte abdomen de Leandros.

Grito cuando Leandros se pulsó y los cambio de lugar, ahora Madison estaba abajo y Leandros arriba con las piernas de ella envuelta en su caderas.

— bruja provocativa —le de dedicó una sonría cuando el la miro con tanta intensidad—

No puedo evitar sellar sus bocas, pensó que el se separaría pero fue al contrario, acepto sus labios en un beso salvaje lleno de muchas cosas que ninguno de los dos podía decir con palabras, la manos de Leandros acariciaron sus muslos, su cintura, el contorno de sus pechos para después cubrir uno con una mano.

— dios santos –exclamo Leandros entre el beso– no tienes sujetador....

— no, ni bragas —dijo aquello y se pegó más a la erección de el para que el sintiera lo húmeda que estaba– por favor.... Quiero hacer el amor contigo...

Suplicó frustrada sexualmente, se volvieron a besar por unos largos minutos hasta que Leandros los levanto y los llevo a la limosina que los estaba esperando.

Se dejaron caer sobre el asiento sin dejar de besarse, acariciar se el uno al otro como si la vida dependiera de ello.
Cuando la limosina paró ellos se separaron e intentaron arreglase lo más que se podía, Leandros le puso el sacó sobre sus hombros para cubrirla.

Con una mirada cómplice los dos pasaron por el vestíbulo con varias miradas sobre ellos, subieron al elevador y pulsaron la planta nueve, Madison se armo de valor y busco la mano de Leandros, el las entrelazo y así estuvieron todo el camino a su suite.

Salieron el elevador y caminaron hasta la habitación, Madison sacó la tarjeta de acceso para luego deslizarla, entro y dejo sus bolsa en la mesilla.

Se giró y con una mano jalo a Leandros por el largo de la corbata, estampo su boca con la de el, se impulsó hacia arriba para que el la ayudara a cargarla.

Las fuertes manos de Leandros apretaban sus nalgas mientras ella enterraba las manos en la cabellera de el, estaba excitada como nunca.

Su espaldas fue pegada a la pared mientras Leandros dejaba besos por todo su cuello, las tiras de su vestido fueron bajadas hasta dejar sus pechos grandes e hinchados.

Andros le quitó los parches y sus pezones se alzaban, grito cuando el inclino la cabeza, y se metía uno a la boca.

Dios!!! Movió las caderas contra la erección de el que sobre salía, quería sentirlo y odiaba sentir la tela, gimo enfurruñada.

— Quiero estar piel con piel —de quejo. Leandros le mordía un seno— ooooh....

¿Está era ella? Dios, lo que hacia la abstinencia sexual a una persona.

Una Segunda Oportunidad (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora