Último viernes del mes.
21:00 pmLuhan evitaba mirar a los ojos al pelinegro que tenía frente a él. El registro era sólo un requisito, estaba seguro que si lo hubiera hecho desde que llegó a tomar el turno le habría ahorrado tiempo. La tarjeta estaba en el mismo lugar y la habitación esperaba por el hombre y su acompañante, el cual llegaría media hora después.
- Ésta es su llave de acceso. - Deslizó la tarjeta cerca de los largos y delgados dedos del chico, evitando mirarlo a los ojos. - Si se le ofrece alguna cosa, estaré atendiéndole con gusto. Los números están sobre la mesa de noche.
- ¿A todos los que se hospedan aquí les repites la misma información? - El chico se inclinó sobre el mostrador, quedando a escasos centímetros del rostro de Luhan.
- Es mi trabajo. - Luhan intentó no tartamudear, aunque su voz salió más baja que de costumbre, como si le susurrara. El chico sonrió, pero Luhan no logró ver aquella maravilla. Cada mañana que lo veía irse tenía el semblante triste a veces enojado.
- Alguien vendrá y preguntará por mi. Dile que suba. - El chico imitó el mismo tono bajo de voz de Luhan, se alejó y acomodó sus gafas oscuras. -Llámame tan pronto lo veas tomar el ascensor.
Luhan asintió, nuevamente evitando mirarlo. Vio como comenzaba a alejarse y la tarjeta de acceso estaba intacta sobre el mostrador.
- Señor Oh. - Levantó la vista sorprendido. Sehun volvió a sonreír, sabía lo que le diría el chico, había dejado la tarjeta a propósito. - Su tarjeta.
Volteó lentamente, mirando a través de sus gafas oscuras la cara asustada del joven. Lo observó detenidamente, analizando cada rasgo. No era una belleza impactante, sin embargo, debía aceptar que poseía el atractivo de un niño de secundaria, tierno y soso, nada comparado con su tipo ideal, nada comparado con aquel chico que le hacía ir al cielo y después arder en el infierno. Ni la clase, ni el porte, no había punto de comparación.
- Gracias. - Tomó la tarjeta y siguió su camino sin volver a mirarlo.
Luhan regresó a su trabajo, haciendo caso omiso a la mirada inquisidora que le dio aquel cliente. Era mejor mantener la distancia, no quería que se repitiera lo mismo que le pasó al anterior recepcionista.
21:30 pm
- Buenas noches. - El acompañante del señor Oh saludó. Ya no llevaba el rubio de hacía un mes. Ahora su cabello era completamente negro. - ¿Algún mensaje? - Preguntó risueño. Luhan se permitió observar la belleza de aquel hombre. Las fotos en las revistas no estaban ni cerca de mostrar lo verdaderamente atractivo que era.
- Buenas noches señor Kim. - Luhan saludó, inclinándose levemente. - Ninguno, el señor Oh ya lo espera.
- Gracias Luhan. - Luhan sonrió, si algo le gustaba de Kim Junmyeon era su amabilidad, eso tampoco venía descrito en todas esas revistas. - Buenas noches. - Vio al joven caminar hacia el ascensor y desaparecer tras las puertas.
Tomó el teléfono y llamó al señor Oh tal como le pidió. Contestó al segundo tono y después de comunicarle que su acompañante ya iba para la habitación, un 'gracias' cortante fue todo lo que emitió.
Importaba poco los tres meses que había estado ahí, las tres veces que los había visto, siempre era la misma historia, el único variante aquella noche fue el leve acercamiento del señor Oh y quizá la mirada inquisidora que le dio.
Posiblemente dejaría de trabajar ahí y ellos seguirían viéndose a escondidas del mundo, amándose en secreto y rompiéndose cada vez más.
28 de enero de 2017
7:00 amLuhan seguía en su puesto de recepcionista, su turno terminaba a las ocho, así que sólo tenía que esperar a que su compañero llegara.
Diez minutos después vio salir del elevador a Kim Junmyeon, llevaba una camiseta blanca de manga larga y un pantalón gris con tenis. Su bolso deportivo estaba ligeramente abierto, y las gafas negras impedían ver lo que sus enrojecidas mejillas delataban, había estado llorando.
- Buenos días Luhan. - Saludó. - Cancela el desayuno, por favor.
- Buenos días señor Kim. No se preocupe. En seguida. - Luhan llamó al jefe de cocina, inmediatamente canceló la orden, aunque al parecer aún no estaba lista. Colgó y con una sonrisa reconfortante miró al chico. - Listo, ¿Puedo ayudarlo en algo más?
- Ojala pudieras Luhan...
La sonrisa triste que el joven Kim le daba, formó un nudo en la garganta de Luhan. Se quedaron ahí por unos segundos hasta que la puerta del elevador volvió a sonar y Oh Sehun salió con el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Caminó hasta ellos y Junmyeon se despidió de Luhan.
- Gracias por todo pequeño. - Junmyeon se alejó sin mirar al que acababa de llegar a su lado. Luhan no alcanzó a responder, dado que Oh Sehun había prácticamente aventado la tarjeta de la habitación y la suya.
- Carga lo del desayuno. - Ordenó el hombre. - Date prisa, no tengo todo tu tiempo. - Luhan, con dedos torpes tecleaba algunos números y letras. Estaba tan nervioso que no pudo evitar morderse el labio inferior.
- Su pedido fue-
- No me importa lo que se pidió ¡Sólo cóbralo! - Alzó la voz.
Luhan deslizó la tarjeta y marcó el monto estipulado, iba a decir que no era necesario pero si ese hombre quería pagar ¿Quién era él para decirle lo contrario? Le dio el tiquet para que lo firmara y el de la noche anterior, entregó la tarjeta y dio un paso atrás.
- Que tenga buen día, gracias por su preferencia.
Sehun tomó su tarjeta y dejó las copias de los tiquet, ni siquiera se molestó en agradecer o disculparse con Luhan, salió como alma que llevaba el diablo.
Luhan se quedó ahí, mirando hacia la salida con los ojos llorosos. Le dolía ver como aquellos hombres se destruían de a poco y odiaba ser tan receptivo al dolor ajeno.
¿Qué era lo que les impedía estar juntos y felices? Era la pregunta que lo asaltaba cada vez que los veía, porque hasta donde él y el resto del mundo sabía, Junmyeon no tenía pareja pública y mucho menos ocultaba sus preferencias sexuales.
Con el nudo en la garganta, Luhan abandonó su puesto una vez vio a su compañero llegar a su lado. Su día ya estaba arruinado de todas maneras.
Preparando actualización de otras historias...mientras, dejó esto😊
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VERDADERO AMOR
Fanfiction"Para alguien que creé tenerlo todo, es difícil encontrar lo que en verdad le hace falta." El último viernes de cada mes, Sehun se hospedaba en la habitación 307. Siempre la misma rutina desde hacia más de un año. Luhan llevaba tres meses viendo al...