-Todo comenzó cuando tenía dos años, mi madre nos abandonó a mí y a mí padre por otra mujer.-Sentí como Jayson se tenso a mi lado- Mi padre se volvió frío y distante y encontró refugió en los bares, un día llegó borracho a casa y me golpeó brutalmente diciendo que yo era la culpa de que mi madre fuera lesbiana- comencé a relatar- me subió a la cama mientras yo intentaba defenderme, cuando llegamos a su habitación cogió un cinturón y con él me golpeo hasta hacer a mi piel sangrar- el teniente no paraba de mirarme excepto algunas veces que anotaba en su cuaderno- Después me rompió la ropa y me amarró las manos a la cama.
Me violó mientras me golpeaba si intentaba defenderme...- Las lágrimas caían por mis mejillas mientras Jayson me abrazaba con fuerza- Los días pasaron y Robert(mi padre) repitió ese proceso todos los días, apenas iba al colegió y me obligaba a cocinar desnuda para él mientras me golpeaba.
A veces llegaba borracho y me golpeaba hasta dejarme inconsciente, tuve que ir al médico muchas veces por rotura.
Los vecinos llamaron a la policía varias veces por mis gritos pero mi padre les convenció de que no pasaba nada. Las llamadas de los vecinos se hicieron constantes y Robert se mudó conmigo aquí.
Al estar ya en bachillerato me obligó a dejar la escuela, pero gracias a mi mejor amiga conseguí poder ir a la escuela mientras mi padre trabajaba.
-Esta bien señorita- dijo el teniente- ante un juez, ¿tendrá testigos?- pregunto mirándome a los ojos
-Sí, los tendré.
-Vale, en unos días pasarás el examen del forense .Nosotros le llamaremos dándote la cita. Si quiere puede traer a su novio.
-El no es mi...- dije pero Jayson me interrumpió
-Allí estaré- dijo Jayson
-Vale, ya se pueden ir. La escolta ira de paisano, ni siquiera se darán cuenta de que les siguen- dicho eso salimos de la comisaría y nos subimos a el coche de Jayson
El camino fue corto y la música de la radio adornaba el silencio incomodo que había en el coche. La casa de Jayson, que por cierto no era la que estaba al lado de mi casa. Si no una en el centro. La casa era un ático, era grande y espaciosa. El salón era grande y ocupaba la mayor parte de la casa. Había un cuarto que simulaba un pequeño gimnasio y un cuarto con un baño enorme.
El cuarto tenía una cama King y un vestidor. Todo un piso de soltero. Pero no había unas cama donde pudiera dormir.
-Bueno, esta es mi humilde morada.
-Es muy bonita- dije mirando con detenimiento el salón- ¿pero porque estabas en la casa de al lado a la mía?-dije aún mirando el salón
-Desde que me enteré de que eras mi vecina me pasaba todo el día en la casa de mi padre de visita- dijo dándome la vuelta.- Eres como mi polo opuesto, me atraes y no se como pararlo- estábamos muy cerca, su respiración se mezclaba con la mía y nuestras narices se rozaban.
Sus manos en mis caderas producían corrientes eléctricas que me hacían temblar, su aliento tenía una mezclar de olores. Cigarrillo y menta que se mezclaban en partes iguales haciendo que mi cuerpo se estremeciera
No sé en que momento yo acabé con la espalda pegada a la puerta de entrada, Jayson estaba pegado a mí completamente, sus manos estaban a ambos lados de mi cabeza mientras sus labios rozaban los míos. Intentaba mirar sus ojos, pero al cabo de unos segundos mis ojos no se podían separar de sus labios, deseaba besarle, pero el miedo me inundaba.
Nunca había sentido lo que sentía en ese momento y me aterraba pensar que dependía tanto de él:
-No voy ha hacer nada que no quieras- dijo Jayson mientras pegaba sus caderas a las mías
-Lo sé...- dicho eso me abalancé sobre sus labios.
No sabía que era lo que sentía, ni si acabaríamos haciéndonos más daños. Solo sabía que ya iba siendo hora de disfrutar un poco de la vida.
El beso era lento calmado pero pasional. Jayson agarró mi nuca fuertemente pegándome a él mientras que yo enredaba mis dedos en su pelo. Sus manos fueron bajando lentamente por mí espalda hasta llegar mis caderas. Mis manos dejaron su pelo y se juntaron tras su cabeza.
Mí respiración era agitada al igual que la suya. Sus labios estaban rojos y los míos suponía que también. Nuestras narices se rozaban:
-No sabes cuanto deseaba esto...- dijo Jayson volviendo a besarme
-Y... yo- dije entre besos
-Quédate... por favor- dijo entrelazando nuestros dedos
-Me quedaré- dije uniendo una vez más nuestros labios
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Mi badboy
RomanceElla, solitaria, triste, callado... con miedo. El arrogante, presumido... su vecino. Ella llora en su cama todas las noches por el dolor que le producen los continuos abusos de su padre. El desde su habitación escucha como su madre duerme con uno ca...