Me quitan la bolsa de tela que me habían puesto en la cabeza. El resplandor de la luz me ciega por un instante. Cuando consigo vislumbrar las primeras formas, me doy cuenta de que estoy en una de las salas de interrogatorios de la comisaría de Nova Crisálida (Costa Este de Australia). Los servicios del orden de esta puta ciudad se lo toman todo a pecho, uno no puede investigar tranquilo...
-Buenos días, Demyan Dostoievski. -dice uno de los matones de la "polizei".
-Por favor, tome asiento.
Es gracioso, porque me tienen agarrado por los brazos y no me sueltan. Nada más pensarlo, me echan con brusquedad en una silla (muy incómoda) que hay en frente a una pequeña mesa de despacho negra.
Estamos en una estancia pequeña y rectangular. A juzgar por las paredes y el suelo, todos metálicos, estamos bajo tierra.
No es la primera vez que estoy aquí, y creo que tampoco será la última.
Los dos armarios se van por una puerta que deduzco (es la única opción) que hay detrás de mi. Detrás de la mesa hay unos cuantos archivadores y papeles varios. Aun que no estoy esposado ni atado, decido no levantarme.
Al poco tiempo, la puerta se abre, y poco a poco unos pasos se acercan. Cuando veo a la persona, me pongo ligeramente colorado. Una mujer rubia, de unos 28 años, de pelo largo, delgada, y no demasiado alta. Viste unos de los monos de la policía con la insignia de rango 6, y debajo está bordado en negro sobre el azul del mono "control de misiones especiales".
En una fugaz mirada me fijo en la parte más baja de su espalda (ejem). Ya veo por que la escogieron para mandar...
Se sienta con cautela en la silla, y me mira a los ojos.
-Creo que no nos han presentado -digo con interés- quizás deberíamos empezar por ahí antes de ordenar ejecuciones o arrestos.
-No me interesa su socarronería, Demyan. Solo me interesa su historia.
-¿Que historia?¿La de cuando le meé encima a mi médico con tres años? Mire encanto, yo...
En ese momento me quedo callado. Me está apuntando con una pistola plateada.
-Como decía, no se ponga tonto conmigo. No me gusta su humor, y a usted el mio seguro que tampoco.
La muy guarra tiene un temperamento de hierro. Ni se molestaría en mirarme si me matase.
Decido pasar a un modo más serio.
-Mire, esa historia merece ser olvidada por todos. No quiero tener que recordarla otra vez.
En ese momento, su mirada se apaga, baja la pistola, y me da la impresión de hasta que habla en un todo más dulce.
-Lo único que necesito es que testifique. La conversación se gravará, y todos contentos para su casa. ¿Ha quedado claro?
Me lo pienso. Miro para el suelo entre mis piernas. Poco a poco alzo la cabeza. Parece que no tengo opción...
-Está bien, pero no quiero interrupciones.
ESTÁS LEYENDO
Star
Science FictionFollada mental futurista sci-fi y con algún toque cyber-punk, la cual pretende ser novela negra. No se que va a salir de aquí... :/