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—joven jeon. – el menor se puso de pie al escuchar su nombre y caminó dentro de la sala.

miró a su alrededor y fue el primero en fijarse en las cámaras que apuntaban hacia ellos. se sentó y dejó sus manos a ambos lados de su cuerpo, cruzó ambos tobillos y miró de manera fija al oficial.

—nos volvemos a encontrar, jungkook. – él asintió.

—ya sabes de mí, no hay necesidad de repasar la información. – se cruzó de brazos. no se sentía intimidado ante su mirada, ya había pasado por esto, no le afectaba en nada la ''fachada del policía malo''.

—no puedo pasar el procedimiento dado por alto. – habló el oficial y revisó de sus hojas. – hermanastro de seokjin y 18 años de edad.

—sí, está en lo correcto. – guiñó un ojo y el oficial gruñó.

—no te pases, jeon jungkook.

—acaba de dejar las formalidades de lado, oficial. – su tono gracioso provocó que el oficial arrogara las hojas fuera de su vista y que golpeara la mesa con fuerza usando la palma de su mano; aún así, no provocó algún sobresalto en el menor. estaba más fresco que una lechuga y su actitud altanera comenzaba a sacarlo de sus casillas.

— ¿cuándo fue la última vez que viste a tu hermanastro?– preguntó una vez que estuvo más calmado.

—desde hace tres semanas. no he estado en la casa desde que me vino a retirar de esta misma comisaría.

— ¿quién me puede confirmar eso?

—mi querida madre y el señor kim. – todavía había algo de gracia en su voz.

—ya te puedes largar. – el menor sonrió con sorna y se levantó de su asiento. – espero no volver a verte por aquí.

—no le puedo asegurar eso, querido oficial.

restregó sus sienes una vez que el joven abandonó la sala y cogió su teléfono, no se podía dar el lujo de confiar completamente en sus palabras.

— ¿sra. jeon?

— ¿ya tiene a alguien que podría ser el asesino de mi hijastro?– se podía sentir la desesperación en su voz.

—estamos trabajando en eso pero... tenía una pregunta.

—sin rodeos, oficial.

— ¿desde hace cuánto que su hijo ya no está en la casa?

se escuchó un suspiro. – desde hace dos semanas y media, creo. ¿él está bien?

—sí, está en perfectas condiciones de manera externa. – esta vez suspiró de alivio.

—gracias a dios. ¿eso era lo único que quería preguntar?

—sí, me despido.

colgó antes de que ella pudiera decir algo y salió de la sala, miró a los tres jóvenes que aún esperaban por su turno: todos con la mirada fija en el suelo.

—vengan mañana. – los tres lo miraron con atención. – se está haciendo tarde y no queremos que corran peligro.

los tres asintieron y, una vez que se fueron, entró a otra sala para analizar la información que ya tenía.

CLUELESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora