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jimin ni siquiera se tomó la molestia de sentarse. tenía una cita en menos de media hora y necesitaba salir rápido de la comisaria.

-park Jimin, 20 años y vecino del joven fallecido. - jimin asintió repetidas veces y volvió a revisar su reloj de muñeca. - ¿tiene algo más importante que hacer, joven park?

-sí...- miró al oficial y reaccionó sobre lo que había dicho. - no no no no, puede proseguir. - sonrió nervioso hacia el oficial y, para no quedar peor, tomó asiento y comenzó a mover el pie con desesperación debajo de la mesa.

El oficial negó. - ¿cuándo fue la última vez que mantuvo contacto con el fallecido?

-hace ocho días, creo.



jimin salió de su de la casa de sus padres y se estiró. bostezó y se agachó a recoger el correo que habían mandado junto con el periódico que había olvidado el día de ayer.

- ¡buenos días, Jimin!- escuchó un gritó y giró su cabeza.

el pelinegro agitó su mano en el aire como forma de saludo y ambos se fueron acercando. dieron una leve inclinación y luego se rieron por las formalidades que se tomaban cuando se conocían de años.

- ¿una taza de café antes de que te vayas?

jin asintió. - sabes que me encanta el café de tu madre.

ambos se encaminaron a la casa de Jimin y entraron justamente cuando el papá de jimin iba de salida. se despidieron de él y se encaminaron a la cocina, donde la madre del pelinegro bostezaba y se despedía de ambos para regresar a su cuarto y dormir unas horas más.

colocó dos tazas en la encimera con su respectivo platito y sirvió un poco del café que su madre había dejado. jin aspiró el aroma que desprendía de la taza antes de tomar un gran sorbo y gemir de satisfacción.

-delicioso como siempre.

jimin sonrió. - hace mucho que no venías.

-por el trabajo y porque, recuerda, que yo no vivía aquí. - jin tomó otro sorbo del café y miró hacia otro lado.

- ¿todo está bien?

-sí, no tienes de que preocuparte. - trató de sonreír pero salió como una mueca. - me tengo que ir.

''aún este tema lo pone mal'' pensó jimin.

se despidió de él y salió de la casa del pelinegro.



-¿nada más?- jimin asintió.

-nada más.

-se puede retirar, park.

jimin sonrió y salió corriendo de la sala, ignorando los gritos del oficial para que saliera de la estación de policía calmado.

CLUELESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora