-Makoto Tachibana- Lemon-

๑1/2๑

_____' Pov

Iba caminando hacia aquella perrera para adoptar un pequeño perro, había acordado con mis padres que yo me encargaría de él, lo sacaría a pasear, le daría de comer... Obviamente no me cansaría de él, ya que es un ser vivo y lo cuidaría con todo mi kokoro.

Daba grandes pasos caminando por el borde de la acera paso a paso, un pie tras otro intentando no perder el equilibrio al mismo tiempo que pensaba en que comería hoy.

El viento helador susurraba contra mis oídos congelándolos, desordenando mi pelo como si fuera ese típico tio que quiere hacerse el 'cool' con su sobrina pero que no lo conseguía, por tener el pelo en la cara di un traspié tropezándome y rompiendo mi récord, había conseguido caminar por el bordillo desde mi casa hasta aqui... que por cierto ¿donde estaba? ¡Oh, mierda me había pasado la perrera!

Giré mi cabeza en todas direcciones, en ese momento debía parecer completamente perdida... tanto que incluso una enorme interrogación podría aparecer sobre mi cabeza, pero no me encontraba desubicada... ni mucho menos, simplemente... es que el mundo había girado sobre si mismo y por esa razón las calles habían cambiado... y... y... y... A quién mierda iba a engañar,  me había perdido.

Decidí volver sobre mis pasos para  ver si podía encontrar el lugar, esta vez caminaba por la acera y observaba cada detalle de cada calle.

Sin darme cuenta choqué contra alguien ya que no estaba mirando hacia el frente. "Oh, perdone... No estaba mirando hacia el frente y...", pestañeé varias veces pera ceñirme de que lo que estaba viendo era real, a tan solo unos pasos se encontraba la perrera, estaba justo enfrente de mi o mas bien detras del chico con el que choque el cual se había girado.

Eleve mi mirada en busca de saber quien era aquel chico, estaba acompañado de otro un poco mas bajo que el con el pelo negro y ojos azules, ese chico era el del club de natación si no me equivoco Haruka~senpai; pero con el que choqué que era mas alto con el pelo marrón oliva y ojos verdes ...no recordaba su nombre, a ver... eran un año mayor que yo y las chicas de mi clase se pasaban babeando por el... etto como le llamaban. "Musculitos~chan", sin pensarlo muy bien dije eso en voz alta... ni que fuera mi culpa que las chicas de mi clase se pasaran el día hablado de sus musculos mas que de su nombre.

Su reacción no tuvo precio, yo lo que habría hecho si me viene una tía y me dice eso sería pasar de ella y penaar que esta loca o es una acosadora o algo por el estilo pero el simplemente se rio y con una voz suave dijo. "No te preocupes", un leve sonrojo apareció sobre sus mejillas bajo esos ojos que se achinaban.

Mientras su compañero miraba hacia un lado aguantando la risa o eso me pareció... no lo se, es bastante difícil saber si se estaba riendo o no... "Oh, Buenos dias Haruka~senpai", comenté retractándome por mi falta de respeto.

"Espera, espera... El es Senpai y yo soy musculitos~chan", dijo el mas alto con una sonrisa aun en la cara.

"Bueno... haha", rasqué mi cabeza de forma incómoda. "Es que no se como te llamas y como todas en mi clase hablan mas de tus musculos que de tu nombre al final en mi mente cada vez que veía a la gente babeando que parecía que podía nadar por alli", cogí una bocanada de aire ya que estaba hablando muy rápido, era algo que me pasaba cuando me ponía nerviosa. "Pues pensaba 'oh, ya estan hablando de Musculitos~chan'. Y claro yo no sabía quien eras porque no me interesan los clubes en general pero un día una amiga mia, aunque en realidad no es muuuy amiga mia es mas bien una conocida, dijo que me iba a comprar el bocadillo para el almuerzo pero que tenía que acompañarla y yo pensé 'hostias... Camida gratis, no te niegues'. Y ...pues tenía que haberme negado porqur al final no me compró nada y lo que pasaba ea que quería mirar vuestros entrenamientos y alli supe quien eras. Aunque a mi amiga, mas bien conocida, le gustas mas tu Haruka~senpai", terminé mi relato cogiendo una gran bocanada de aire, había veces que si que me enrollaba al hablar pero no lo hacía a proposito, simplemente era que los nervios me podían.