Envidia

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Enormemente apesadumbrados el nuevo traje del vecino contemplamos.

No nos es posible por la dicha de otros regocijarnos o ir a felicitarlos.

Vez tras vez deseamos que la vida le sonría menos a la mujer de al lado.

Insufrible nos resulta darnos cuenta de que no sólo nosotros ganamos.

Desearíamos poder arrebatarle a aquella chica su más reciente enamorado.

Idealizamos diariamente una vida en la que nadie más pueda ser próspero.

Acrecentándose y carcomiéndonos están sin cesar la inconformidad y los celos.

Siete mortales pecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora