Las feroces miradas llenas de carnales apetitos.
Una sed insaciable por poseer algún cuerpo exquisito.
Jamás pudiendo detenernos ante los provocativos movimientos.
Unión excitante de interminable éxtasis y sonoros jadeos.
Recorriéndonos la piel, sudorosos, rebosantes de pasión.
Infatigables somos cuando de conquistar se trata.
Amando a ninguno, eternamente deseándolos a todos.