Capítulo 5: Tensión.

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Abro la puerta del refrigerador, tomo la caja de leche y una manzana roja, cierro la puerta y dejo la leche en la barra junto al refrí y doy una mordida a la manzana. «Se dice que todo buen besador se hará notar cuando al morder una manzana, no le quede ninguna gota de ésta.» Al menos eso dicen, yo por su contra parte, he dejado toda una línea de jugo desde el refrigerador.
Abro la puerta del estante y cojo la caja del cereal y un paquete de galletas con gotas de chocolate. Pongo todo junto con la leche, y busco mi tazón edición especial de la guerra de las galaxias.
Me sirvo un buen tanto de cereal, vierto algo de leche, tiro el corazón de la manzana y abro el paquete de galletas.
Me dirijo tranquilamente hacia el comedor, cuando de pronto un cartel salvaje aparece frente mío. "¡Bienvenida Susan!"
Mi padre que al momento dijo: -¡Cuidado!- preguntó: -¿Es que todavía no te arreglas? No ha de tardar.- 


¡¡Dios!! ¡Se me había olvidado!
Susan ya regresaba de la alejada Inglaterra, por fin volvía a casa, y está vez si estaba para recibirla. Era necesario el prepararme para el día de hoy. Todo tenía que salir bien. Ya lo había esperado desde hace tanto. Dejé el cereal y las galletas en la mesa de el comedor y subí a mi cuarto a arreglarme. Busqué los vaqueros que recién me había traído mi madre. Busque mi camisa favorita de cuadros rojos y negros.

*Mi madre dice que con esa camisa pareciera que fui atacado por un oso, la verdad es que con ella me han pasado infinidades de recuerdos, y es muy especial, Susan me la había mandado desde Inglaterra el año pasado.*

Cojo mis Vanz negros, y toda la pijama la aviento a la cama. Que aún sigue desatendida me fijo en el espejo por si es que no me veo tan mal después de haber despertado, pero parece que fui electrocutado, pues mi pelo está alborotado, voy al baño me mojo un poco el pelo y pasando me la mano sobre el consigo arreglarlo por lo menos a algo más presentable. Cierro la puerta del baño y de nuevo entro al cuarto, busco debajo de mi cama una caja negra con un decorativo rojo. -¡Esta listo!- digo en voz baja.

Bajo las escaleras y entró al recibidor. Pongo sobre una mesita el regalo y voy a ver a mis padres. -¿Emocionado?- me preguntan ambos. -¡Un poco!- respondo...

Toronto: Lluvia Y Nieve...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora