No hay segunda oportunidad para una primera impresión
Oscar Wilde
—Pero, ¿qué pasó? —indagó Ana sentándose de golpe en la cama.
Por un momento el corazón se le instaló en la garganta amenazando con salir vomitado en cualquier segundo. Y es que, no había pegado ojo en toda la noche haciéndose locas ideas de secuestros y la noticia al enterarse que su madre estaba internada en el hospital, a saber Dios porque, le cayó cual bomba.
— ¡Ana! Tranquila. Escucha... ¡escúchame por favor! —pidió Laura tratando de que su voz adquiriera un tono de seguridad, aunque sin querer resultó un pelín más fuerte de como se lo había imaginado—. Estoy bien, hubo un incidente con un perro y un coche me pasó la llanta por encima del pie...
— ¿Qué?, ¿cómo es posible eso? ¿En qué hospital estás?, ¿qué tiene tu pie? ¡¿Y Cami?, ¿está bien Cami?! —interrumpió completamente histérica, desorientada e impotente sintiéndose amarrada de pies y manos.
¿Qué locura decía su madre sobre un perro?
—A ver Ana, tranquilízate y escúchame sin interrumpir, por favor. Vamos por partes —regañó desesperada por la actitud exagerada de su hija—. Primero que nada, Cami está bien y conmigo, tuvimos que pasar la noche en el hospital pero en un rato me van a dar de alta. Segunda, acabó de hablar con Rosa y me va a estar ayudando estas semanas en la casa. Tú no te preocupes por nada yo me pondré de acuerdo con ella en cuanto la vea.
La voz de Laura salió calmada y aunque echó una pequeña mentira diciendo que ya había hablado con Rosa, también estaba segura que no le diría que no.
— ¡No! Nada de eso —respondió pegando un brinco de la cama para comenzar a rebuscar en el closet—. Ya mismo me regreso a Guadalajara, si tomo el primer vuelo...
—Ana escucha, todo está arreglado confía en mí. Camila está bien, Rosita la va a llevar y a traer de la colegio, además tú no puedes dejar esta oportunidad. Escúchame cariño, tú más que nadie sabes lo importante que es en tu carrera y lo mucho que la mereces —animó apelando a su buen juicio, sabía que era normal la preocupación, después de lo que les había tocado vivir con la muerte de sus hombres, como ella llamaba a su difunto esposo e hijo, era completamente lógica la reacción, aun así, no la iba dejar abandonar algo por lo que había luchado por años.
Ana suspiró, había pasado una de las peores noches de su vida, miró la maleta dentro del closet y vaciló;
— ¿Estas seguras? Yo no voy a poder estar tranquila...
—Lo sé mi amor pero por favor confía en mí. Prometo que cualquier cosa yo te aviso, ¿está bien? y chiquita ya te tengo que colgar que va llegando el médico. Pero acuérdate que te amo y mucho.
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Amor Sin Photoshop
ChickLitAna viaja con el corazón cerrado y un solo objetivo de acompañante. Rodrigo sueña con conocerla en persona, ¿qué pasará cuando descubra que la modelo del momento no es lo que parece? El festival más esperado en Nueva York, una coqueta sonrisa de...