Nada en Especial

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Estaba pensando...

¿Cuántas cosas habré olvidado?

¿Cuántas de ellas en verdad importaron?

Comencé a olvidar con tanto detalle las cosas, como lo hacía antes.

No porque yo quisiera, pero la gente ligada a los recuerdos te reprime, te orilla a generar recuerdos nuevos, y no de ellos. Te orillan a dejar de poner importancia a aquello, aquello que tanto valorabas y perdió el sentido. No es tu culpa.

Esas personas no se atrevieron nunca a mirar lo profundo de tus ojos. No se atrevieron a perderse en tu mirada. No se atrevían a dejar de negarse que todo eso que sentías era verdad, que existía y tú se los brindabas. No se atrevieron, después de todo, a mirar tus ojos hasta el fondo y ver el sufrimiento que te causaban, que a pesar de eso, tú te encarnabas en su sonrisa.

Ellos pensaban que estabas bien, que pronto sonreirías como debías, pero no era así. Tus labios temblaban y no de alegría, tus pupilas se volvieron opacas, dejaron de brillar; en ellas no se encontraba nada más. Tus palabras, ay, tus palabras tan vacías, tan cargadas de melancolía.

Desinterés en tu boca era lo que ahora había, espero que eso no te sorprenda y te tome en la alegría. No preguntes cómo estoy, que hace tiempo olvidé lo que es sentirse mal al escuchar tus tonterías, ya no sigo el hilo de tu desafinada armonía, que sólo tú escuchas afinada.

¿Crees que siempre seré así? Es que... ¿quién crees que sigo siendo?

Tú ya no me conoces, porque te fuiste lejos. No puedes seguir torturándome como si aún sintiera algo por ti que no fuera necedad. El día que pusiste un pie fuera, yo seguía adentro. Y adentro todo cambió...

Última BachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora