CAPITULO DIEZ
"Romper las reglas suena bonito... suena"
-Oh, Dios, perdón, lo siento mucho. Soy una idiota, soy una gran idiota -repetí sin parar. Sabía que seguramente estaba colorada como un tomate. Ni siquiera quería mirar a los ojos a Jason.
Por dentro, estaba atónita. Nunca, realmente, me había puesto a pensar que la madre de Jason y la esposa de Jack Maxwell, haya fallecido hacía tiempo. Nunca sabía qué exactamente decir con respecto a las pérdidas de familiares tan íntimos como padres o madres, me costaba empatizar con el prójimo, realmente me costaba pero sabía que aquél dolor de pérdida era inmensamente abismal y oscuro, imperciptible.
Luego recordé el primer día en la casa de los Maxwell, aquel día donde Jack mencionó que su esposa no estaba. No recordaba con exactitud cuáles fueron sus palabras, pero todo tomó sentido para mí. ¿Cómo demonios no me había dado cuenta antes?
-Sh. No importa, oye, en serio -me contestó, parándose. Tomó las llaves de su auto, y concluí que ya nos íbamos así que comencé a guardar mis cosas sin dirigirle la mirada.
-Hay que saber lidiar con el dolor, Violet -agregó. Y lo peor... era que mi mamá apareció en mi cabeza.
Su mirada, su rostro, su esbelta figura. Si bien ella no está muerta, pero es como si lo está en realidad, viviendo allá en México. No me importaba ya, pero sentí una tristeza leve aterrizar en mis sienes impidiéndome volver a pensar en otra cosa que no sea Jason, su madre y mi madre.
Aunque Jason estaba ahí, dando vueltas en mi cabeza desde que lo había conocido. Sí, me costaba reconocerlo, pero era la verdad. Era un gran enigma, aún más ahora que sabía algo pequeño pero tan importante sobre su pasado. Quería hacerle tantas preguntas. Pero ahora, sentía algo más por él.
Compasión.
Él no lucía enojado, pero algo había cambiado en su mirada de ojos grises tan cautivadores. Nos dirigimos a la salida de la biblioteca, Jason caminaba tranquilo, como siempre, como era él. Parecía pensar cada paso, parecía tenerlo todo calculado; yo podría llegar a envidiar ese detalle tan común en su personalidad, pues yo apenas pensaba las cosas que decía. Pasó una mano por su cabello oscuro y cuando salimos a la calle en busca de su auto estacionado, prendió un cigarrillo. Aún no habíamos dicho absolutamente nada.
Tenía ganas de volver a decirle lo siento, pues lo hice. Bajo y sólo para él, como todas mis palabras dirigidas a este ser. Realmente lo sentía. Pero él no me contestó nada. Subió a su auto y copié sus pasos, me puse el cinturón y observé el cielo. Era de día, pues apenas eran las cuatro de la tarde. Había parado de llover hacía rato y ahora parecía avecinarse otra llovizna. Nubes oscuras acaparaban toda la luz del sol. El tiempo junto a Jason pasaba tan rápido como las respiraciones.
Condució despacio, parecía pensar. En realidad, Jason parecía absorto en sus pensamientos siempre. Mentiría si dijera que no me moría de ganas de saber absolutamente todo. Ese era mi nuevo plan. Yo misma averiguaré quién es Jason Maxwell, yo averiguaré qué esconde tras esas sienes y esos ojos cansados.
-Voy a llevarte a un lugar -murmuró de repente. Lo miré dubitativa, y un segundo luego el corrió su cabeza hacia la mía, obviamente a una distancia importante en el medio. Nuestras miradas se conectaron.
-¿A dónde?
Ojalá este chico se apiade de mi ansiedad. Me asustaba cómo seis palabras pronunciadas por él hacían a mi cabeza crear tantas intrigas y preguntas que tenía ganas de resolver en un segundo. ¿A dónde iríamos? Tenía ganas de volver a preguntar hasta que finalmente responda, pero me controlé.
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Propositum©
JugendliteraturÉl sólo era un pobre chico problemático buscando su propósito en aquel encierro oscuro de su vida. Ella era una chica del montón. Excepto para Jay. Octubre 2015 - Enero 2017. Prohibida su copia o adaptaciones de la historia. #105...