[29] ¿Debería acuchillarlo, querida?

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CAPÍTULO VEINTINUEVE

''¿Debería acuchillarlo, querida?''

Siete de noviembre, 08:30 a.m

Arrojé ropa de mi placard a mi cama con furia, mientras mis lágrimas caían lentamente. Stephanie nunca llamó. Y faltaban poco más de veinticuatro horas para irme, por indefinido tiempo. ¿Cuándo volvería a pisar Los Ángeles?

Mi cerebro estaba en shock. Mi hemisferio cerebral derecho estaba feliz y ansioso por irme a México, con Jay, y reencontrarme con mamá. Mi hemisferio izquierdo, entraba en una grave depresión, sumado a mil porciento de ansiedad, por irme de mi país y dejar a papá, además de irme a la mierda estando peleada con mi mejor amiga en la vida.

¿Quería irme?

No podía dudar, faltaba solo un día. Iría. Iría a México.

Armaría mi final feliz junto a la persona que quería al lado.

¿Cuál era el punto? Amar. Y ser feliz.

Coloqué, por último y finalmente, una foto de papá y yo. Cerré la maleta.

Y cerré mi debate interno. Jason y México me esperaban.

***

Sebastian te recogerá a las nueve y media. Iremos a desayunar y a las once y cuarto sale el vuelo, nena —habla Jason, a través del teléfono—. ¿Alguna vez viajaste en avión?

—Sí, dos veces. Pero... estoy prácticamente asustada hasta las tripas.

Mi padre es dueño de una aerolínea y tu padre trabaja para él hace años, ¿y le tienes miedo a los aviones?

—¿Alguna vez te he comentado de mi fobia a los aviones? La última vez que subí a un maldito avión tenía once años.

Pero no tengas miedo mañana, ¿sí? Es un vuelo de tres horas, nada malo pasará.

—Lo sé.

Oye, nada de metales, trata de llevar lo que menos puedas. Puedes llevar, pero cuanto menos estemos frente a los de seguridad, mejor. No lleves desodorante ni cortauñas, nada de eso. Tengo los documentos falsos para ti y para mí.

¡¿Qué?! ¿Viajaremos... ilegalmente?

—¿Se te olvida que la policía de Los Ángeles me busca? —murmuró. Joder, cierto—. No tengas miedo, por favor. Confía en mí. Te he elegido un bonito nombre. Kendall Benson.

Sonreí.

—¿Y tú?

Alex Benson. Tienes deciocho y eres mi esposa, así que por lo tanto, no necesitas ningún permiso de tu padre.

Mariposas empezaron a rajuñar mi estómago.

Reí silenciosamente. Era tan....

Eres un idiota. Un lindo idiota.

—Debo colgar, Vi. Ah, oye. Jack está enterado de todo, por sí no lo sabías, es más, está dispuesto a darme una mano. Y ayer... lo llamé otra vez, y me disculpé.

¿Pediste perdón?

—Uhm... sí, lo hice.

—Necesitabas hacerlo, nene.

—Lo sé. Debo colgar, mañana nos vemos. Te extraño... mucho.

***

Hacía un frío que helaba mi piel. Me puse unos jeans negros y una blusa a juego, un abrigo gris y mi bolso. En los pies, opté por usar unas botas bajas. Estaba muy fashionista, Stephanie me hubiera aplaudido de pies a cabeza. Sonreí nostálgica.

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