IV. Bistrot.

35 5 2
                                    


Si me paro a pensar y a aclarar mi situación sentimental en estos momentos es, sin duda, bastante peculiar. En resumen, hay un chico que no conozco pero me llama bastante la atención, lo busco y espío, pienso en él la mayoría del tiempo con una sonrisa en la cara, hace que mis días pasen rápido y por último, para rematar, en vez de distraerme con su recuerdo en mis clases y ensayos, demuestro más pasión y dedicación en mi desempeño al tocar.

Esta es la cosa más rara por la que he pasado en mi vida, sin embargo, me gusta.

Por otro lado está mi mejor amiga y compañera musical, Trinidad, que al contrario de mi ha bajado su desempeño melódico junto con su estado de ánimo y, sinceramente -al igual que lógicamente, después de tanto tiempo presentándonos-, no creo que sea por efecto del concierto que se acerca. La conozco demasiado bien. Así que sin duda alguna decidí invitarla a almorzar para conversar y ayudarla en todo lo que ella me necesite, ya que me preocupa demasiado. Aparte de también aprovechar de ponernos al día ya que últimamente no lo hemos hecho.

Entonces, aquí estoy, esperándola fuera del conservatorio mientras tiene una calurosa discusión con el director de orquesta -el señor Brauer-, hasta que se me acerca a mí con cara larga.

-Necesito un café, Lucy. Y necesito un café como ahora, ¡ahora ya! -Grita desesperada.

Rio divertida para aligerar la tensión que hay en el ambiente. -Lo sé, no has tomado ni un sorbo de café en todo el día y entiendo que estés así, pero nunca me ha entrado en la cabeza como sin café te pones tan hiperactiva y sin él, tranquila.

Se encoje de hombros. -¿Y me lo preguntas a mí?, no soy científica.

Instantáneamente la imagen del chico pasa por mi cerebro en esos momentos pero de igual manera lo saco.

Vamos, déjame tranquila un momento. Estoy con mi amiga y es prioridad.

-Sobre eso... -Al instante ella me mira expectante a lo que iba a decir pero todo muere pronto en mi boca, decido que no es momento de contarle lo que me ha pasado porque, como ya dije anteriormente, ella es prioridad-. Agh, lo que sea, vamos por un café será mejor y por algo de almorzar que estoy que muero de hambre.

Ella asiente frenéticamente de acuerdo conmigo y toma mi mano para que salgamos como un rayo por la avenida principal de la ciudad; lo que trae refunfuños, reprimidas y tropiezos de parte de las personas cuando las pasamos a llevar.

Después de correr un largo rato una cansadora maratón -porque para mí fue así-, llegamos jadeantes al restaurant "Tentaciones", un lugar pequeño y agradable, sin decoraciones ni menú tan extravagante pero tampoco tan mediocre. Una de nuestras acogidas perfectas que nos gusta frecuentar con Trini y nuestros amigos antes o después de clases para relajarnos, socializar y comer.

No me sorprende ver como mi amiga tan arrebatada y despistada desde que la conocí, jala de la puerta para entrar cuando se debe empujar, llevándose un buen y sonoro golpe en la cabeza que la hace caer.

Auch. Eso hasta a mí me dolió.

-¡Trini! -Me hinco para poder ayudarla a levantarse mientras le digo bromeando-reprochando-: ¿Cuándo vas a aprender? No quiero pasar más de estas vergüenzas, Dios mío. Para la otra haré como que no te conozco.

Ella me lanza una mirada fulminante y me pega un manotazo en mi brazo lo que me hace reír.

-Ja-ja. Que gran amiga tengo, vaya, debería estar tan agradecida de tenerte a mi lado.

-Lo sé. -Respondo con suficiencia.

Hace un puchero. -Eres tan engreídamente mala.

-Pero me amas, no tanto como yo lo hago, pero lo haces -atino a decir mientras al llegar a la puerta trato de empujarla con todas mis fuerza ya que está muy pesada, pero todo quedó hasta ahí cuando un señor de edad la abre por mi desde adentro-. Gracias, caballero.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 06, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cientificamente eres Mi SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora