I. Reperto.

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Ah, la primavera.

Estación del año en la que todos al parecer tenemos buen estado de ánimo; las aves trinan, los insectos zumban, la vegetación florece, las hojas caducas de los árboles brotan, el clima mejora y los tenues rayos de sol alumbran el paisaje... Como asimismo, se dice, que es esta la época en donde surge un auge en el amor.

No sabría decir si esto está científicamente comprobado puesto que no me interiorizo mucho en estos temas o, mejor dicho, prácticamente no estoy interiorizada en nada relacionado con las ciencias, ya que en mi caso mi hobbie, pasión y futura profesión es la música. Las artes en general. No me va mucho el estudio, investigación y descubrimiento de más cosas que nos faciliten nuestra vida cotidiana y hacer un mundo mejor, para mí, la música es la clave a todo, algo que todos miran en menos y pocos saben de verdad el gran poder que tiene las letras y las melodías en las canciones especialmente cuando es uno el que toma la iniciativa, o sea, digamos, a todos nos gusta escuchar música ¿cierto? Pero, ¿quién verdaderamente compone música con repercusión ya sea en cualquier ámbito? Canciones que te dejen a pensar, con mensajes trascendentes. Esa música se dispone a cambiar las cosas y si hay gente que lo escucha y le gusta, bienvenido sea a que lo comparta con los demás.

Por lo que, si ya no se dieron cuenta, la música para mí lo es todo y es la respuesta a todo.

Volviendo a lo anterior, la primavera en caso es la mejor estación -junto con la de verano- porque es donde más se abarca a festivales de música. Festivales, a los que recurro para escuchar y tocar. De hecho, ahora vengo saliendo de un ensayo de Música de Cámara en la que estuve una ardua mañana tocando sin parar el clarinete -uno de los tantos instrumentos que sé interpretar- y ahora daba una caminata tranquila alrededor de la costanera para relajarme.

Necesito un respiro, ya que estoy bajo mucha presión para dar buenas presentaciones, ya sea tocando música clásica, barroca, romántica, docta, entre otras; y por otro lado, de manera individual, en dúos, grupal o en orquesta. Cosa que, aunque llegue cansada al final del día, estoy cansadamente feliz por hacer lo que me gusta y sobre todo que tenga el apoyo de mi familia y amigos para hacerlo.
Mientras camino, confirmo mi pensamiento inicial. La costanera está atestado de parejas de todas las edades, niños jugando, mascotas paseando con sus dueños, insectos zumbando de flor en flor y el infaltable trinar de las aves, no hay quien esté solo y triste, lo que me parece increíble. Me gusta esto, estas son las razones que valen la pena sonreír y disfrutar, mirar a toda esta gente tan tranquila y feliz, sin preocupaciones ni dramas, sin amargar su existencia estando encerrada en su casa viendo tragedias y noticias que cada vez se vuelven más morbosas con los días. Deseo tanto capturar esta escena con mi cámara fotográfica que, lamentablemente no la traigo a mano, así que no me queda más que atesorar el momento en mi cerebro.

A causa de esto, tarareo una canción alegre inventada por mí mientras tamborileo mis dedos en mi pierna al ritmo de la melodía hasta que algo me llama la atención.

Es un chico cualquiera -común y corriente-, sin nada en particular que me llame la atención físicamente. Sin embargo, lo que me llama la atención es lo que hace. Él está moviéndose cautelosamente mientras que con guantes en sus manos recoge un nido del suelo e intenta regresarlo al árbol para dejarlo en la rama más alta.

Arqueo las cejas sorprendida, nunca he visto alguien que le dé importancia a esos pequeños detalles tan significativos y se dé el tiempo de solucionarlo. Sinceramente, me saco el sombrero que no tengo y le aplaudo.

El árbol está muy alejado del camino concurrido por los transeúntes, por lo que los pichones estarán bien. El chico escala el árbol y llega hasta arriba, coloca el nido con sumo cuidado y baja del mismo modo. Se sacude la ropa y toma su mochila del suelo para colocársela al hombro, toma un libro gigantesco entre su brazo y con una breve mirada hacia atrás, se aleja del lugar como si nada.

Vaya, no me dio el tiempo ni para acercarme ni para felicitarle, no me queda más que hacerlo dentro de mi mente.

<<Mis respetos chico, espero algún día volvernos a ver>>.

Cientificamente eres Mi SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora