Capítulo 1: Mudanza.

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La mudanza estaba yendo sin problemas, la joven pareja y su pequeño hijo estaban visitando su nuevo hogar; viendo qué tenían que cambiar y qué cosas necesitaban repararse, tanto la instalación eléctrica, el pintado de las murallas y una buena pulida a ese sucio piso. A simple vista se puede notar que su situación económica no es muy estable, por ello se vieron en la necesidad de cambiar a un lugar más barato. 

La mujer toma a su hijo de dos años y lo deja en una cuna corral que se encontraba en la entrada, la cual llevaron,así su pequeño no tendría algún accidente ni tomara algo que no debía, ya que el nuevo hogar resulta ser sólo el segundo piso de una casa completa a la cual le hicieron separaciones para transformarla en una casa. Luego de eso ambos adultos caminaron hacia el baño, al entrar notaron un desagradable olor a humedad y podredumbre.

— Arghh, es asqueroso, pero supongo que una vez limpio nadie se imaginará que todo esto fue alguna vez así—. Dijo la mujer con una expresión de asco mientras levantaba con cuidado una bolsa de basura sucia y mojada.

— Sí, ya verás que al estar aquí, nuestros gastos serán menores y podremos juntar para tener una casa propia— El hombre se oye aún más optimista, diciendo aquello se retira hacia el living-comedor.


Mientras ella sigue limpiando el baño su marido mueve algunos muebles viejos, empolvados, rotos y llenos de telarañas; en algunos de esos se encontraban libros, ropas sucias, cubiertos y un sin fin de otras cosas. Se dispuso a mover otro mueble, esta vez el más grande de todos que al parecer era un ropero, dándose cuenta que él solo no podría y decide llamar a su joven esposa. 

— Jessica, querida por favor ven a ayudarme... esto está más pesado de lo que creí.

— Está bien, pero primero hay que revisarlo bien y vaciar los cajones, así pesará menos— Dice Jessica luego de analizar cuidadosamente el gran tamaño de ese ropero. Tiene dos puertas grandes en las cuales se guardan las parcas o chaquetas, 8 cajones bajo las puertas situados de 2 en 2 y un gran espejo en medio.

Comenzaron abriendo las puertas, aún habían chaquetas colgadas las cuales sacaron para guardarlas en bolsas negras. Luego los cajones, apenas abrieron el primero escucharon un fuerte ruido proveniente del entre-techo, sonó como si algo un tanto pesado hubiera caído.


— George, ¿Qué habrá sido eso?—. Dice Jessica preocupada.

— No lo sé, iré a ver... Busca una linterna, creo que está en el bolso—. Dice George apuntando hacia el bolso que se encuentra sobre una silla.

La mujer se apresura a tomar el bolso y buscar lo que le encomendaron, pudo haber sido un ratón, un gato, un mapache; lo que sea que haya sido, quieren asegurarse de que no tendrán inconvenientes más adelante. 


— Aquí está amor.

— Gracias— Dice el hombre sobre una silla y estirando el brazo para alcanzar dicha linterna.


Con cuidado abre la entrada al entre-techo, que no es más que un cuadrado de plancha tapando un hueco en el techo el cual fue hecho para subir. Luego de abrirla, ilumina con la linterna en todas direcciones mientras su señora afirma el asiento para que no tropiece, se puede notar lo vieja que está la casa, lo deteriorado que se encuentra la techumbre, el polvo amontonado en todos los rincones y las telas de araña adornando el lugar. 

Aún sin terminar de revisar el lugar se puede escuchar un ruido proveniente de la habitación, son pequeños pasos. La pareja se decide a investigar de quién son esas pisadas, caminan sigilosamente hacia el cuarto, la tensión se siente en el aire, sus corazones comienzan a latir ligeramente más rápido, un sudor frío recorre sus espaldas y, finalmente lo que encuentran los deja asombrados, casi sin palabras. 

— ¡Evan!— Grita Jessica luego de ver a su hijo encaramado en una silla junto a la ventana— Hijo, no te muevas, mírame.. aquí está mamá—. Camina lentamente sin alterar al pequeño que puede caer en cualquier momento por la ventana y chocar contra el cemento en la caída de casi seis metros de altura.

— Hijo mira, mira a papá... ¿quieres chocolates?, baja de ahí—. George lo dice mientras hace señas al pequeño para que vaya hacia él.

Con cuidado ambos Padres se acercan al pequeño, sólo restan unos centímetros para sostenerlo, pero en un descuido de Evan resbala. Afortunadamente la madre lo sostiene de la cintura en un intento desesperado por salvar a su hijo de una fuerte caída.

— Pero, ¿cómo salió?, lo dejé en el corral, estoy segura—. Dice Jessica aún inquieta con lo sucedido recientemente.

— No lo se, nunca antes había podido salir.

Se pueden escuchar desde el living los llantos del pequeño Evan que provienens de la habitación,  por el susto del "casi" terrible accidente.  Mientras en el piso empolvado se marcan pisadas que se dirigen hacia el lugar en el que estaban la pareja antes de que se dirigieran a la habitación, manos se marcan en la pared como si alguien estuviera trepando, para luego moverse lentamente la tapa, que cubre el entre-techo, para dejarlo completamente cerrado.



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