Siete: Encuentros.

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-lo siento querida, así te toco.-dijo, poniendo sus lentes.

-¿Por que, Beth?-Pregunté.-Estoy harta de esto.

-Fuiste la elegida.

-Ya no quiero, Beth. Ya no puedo.

-Deja de quejarte, algo peor te pudo haber pasado.-Dijo Beth, dándome curiosidad.

-¿El que?-pregunté.-Beth, ¿que me pudo haber pasado?

-Ibas a morir, Rose. Si no fuera por nosotros estuvieras secuestrada.-dijo en un susurro.

-¡Estoy secuestrada!-grité.-No sabes que difícil es pasar por esto, me están rompiendo el corazón, Beth. No puedo salir a caminar, o hablar con mis amigos. Estoy secuestrada, y puedo morir aquí.

-Estamos poniendo a prueba tu fortaleza.-dijo Bethsabe.-Eres una prueba, la estas haciendo. Estas en una batalla, tienes que afrontar a todo lo que se te venga. Eres una chica fuerte, Rose. Yo lo se, y todos los que me rodean, también.

-¿Vale la pena que muera de esa forma?

-No morirás, ya lo he dicho, eres una chica fuerte.

Suspiré.-No creo que lo sea, no lo soy.

-Si lo eres, linda,-dijo dándome apoyo.-Ahora ve, muéstrale a todos esos hombres que eres fuerte.

Dicho eso Beth, la luz radiante se hizo presente a mis ojos. El olor a pan, no tardo en llegar.

-Espera, ¡mi vestuario!-grite preocupada.

-Ey, chica. Deja de gritar, y ponte a trabajar.-Me dijo una hermosa chica, de tal vez unos 22 años.

Era un café pequeño. Mesas redondas, las paredes de un color rosa pastel, un lámpara que caía del techo alumbraba todo el café, y unas pocas luces más.

Habían muchos chicos, parejas tomando café; era muy lindo.

-Si, claro.-contesté.

Cantidad de pan en grande habían en las vitrinas. Tomé las órdenes que me daban y no tardé en llevárselas.

Después de un tiempo, ya llevaba atendiendo a mas de siete mesas seguidas. Era agotador pero lo peor no ha pasado, ¿no?

Un chico entró al café, y seguido dos chicas más.

-Bienvenido, ¿desea ordenar algo?-Le pregunté al chico.

Tenia una mirada obscura. Sus ojos eran muy hermoso, se miraba serio y fuerte. Llevaba una chaqueta de cuero, una camisa blanca, y sus pantalones negros.

-Un café helado.-dijo el chico.

Estaba lastimado, tenia un poco de sangre en su Mejía.

-Estas...-las palabras salieron de mi boca.-lastimado.-dije tocando su herida.

-Estoy bien.-dijo recostándose en la silla de madera.

-¿Quieres que traiga un cajón de emergencias? Podría curarte y ponerte algo en...

-¿Puedes ponerle espuma a mi café?-dijo serio.

Tal vez no le gustó  la idea de curarle la herida. Se habrá metido en alguna pelea, o algo parecido.

-Un café helado con espuma.-Pedí a la señora que hacia los cafés.

Se miraba amable, pero estaba de mal humor. Curarle la herida no era mala idea, la sangre se estaba secando y tenia un poco de tierra en ella. Busque por el cajón de emergencias, y lo lleve donde él.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2017 ⏰

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8 Minutos Antes De EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora