Capitulo 1.
Corrí por el largo pasillo de aquel lúgubre orfanato al que llamaba "hogar", llegué a la habitación del que era mi compañero de aventuras, mi corazón latía desbocado, si Ama, nuestra tutora, se percataba de que había salido del ala de las chicas, tendría que ir preparandome, se podría decir que Ama, no es que fuese muy benévola, miré el reloj de cuco de la pared que portaba un gran péndulo que iba de izquierda a derecha y viceversa, 3 AM, mis ojos seguían aquel péndulo plateado que se mecía hipnoticamente, quité la mirada del reloj, estaba totalmente embobada. Empecé a recorrer los pasillos, hasta llegar a la habitación de Roy, dando una bocanada de aire, cogí el pomo de la puerta y tiré de ésta, se abrió con un pequeño chirrido. Solté el aire quedandome sin respiración, la habitación sólo se componía de una enorme cantidad de literas apelotonadas, observé por encima, buscando una de las literas en las que se pudiese divisar una mata de pelo de color ceniza que movía sus brazos con nerviosismo, me acerqué a él sigilosamente.
–"Roy"—Llamé haciendo que éste diese un respingo
–"Me has asustado, Hope"—Dijo colocándose la mano derecha sobre el pecho de forma dramática.
–"Lo siento"—Contesté con una risita silenciosa.
-"Ven, mira lo que he encontrado".-Susurró, sus ojos café se posaron en una caja que tenía en frente de él, me aparté un mechón de la cara, e intenté limpiarme las manos sucias en la camiseta marrón, antes blanca, que vestía"¿Qué es?".-Comenté, lo más bajo posible, al percatarme que uno de los compañeros de Roy, se movía inquieto por el ruido.
Acto seguido, abrió la caja, topandonos con miles de bolas de colores, Roy me miró confundido.
-"No sé, parece algo para comer, pero está realmente malo".- Murmuró con cara de disgusto, observé la caja estupefacta, nunca había visto tantos colores juntos, una de aquellas bolas, tenía un pequeño mordisco, sonreí, imaginandome la cara de repulsión de Roy al morder aquella cosa, alargé la mano y cogí una bola de color naranja, me la acerqué a la nariz para oler aquella fragancia procediente de la caja, olía muy bien, como los melocotones del jardín de la Señora Gertrudis, cogí una blanca y volví a aspirar, la fragancia se metió por mis fosas nasales, ésta olía a los pasteles del Señor Apariccio, las coloqué en su sitio maravillada.
–"¿Donde has encontrado este tesoro Roy?"— Mi cara resplandecía de felicidad, Roy sonriente abrió la boca, pero antes de que pudiese contestarme, unos pesados pasos se escucharon procedientes del pasillo.-"Maldita sea, es Ama, escóndete".- Increpó Roy apretando los dientes, haciendo que uno de sus compañeros chistase asustado, si nos pillaba allí ibamos a recibir el castigo todos, me acaricié las muñecas, tocando unas pequeñas protuberancias que salían de mis muñecas, asustada me escondí debajo de la cama de Roy, éste escondió la caja debajo de su almohada.
–"¿QUIÉN ESTÁ DESPIERTO A LAS 3:20 DE LA MADRUGADA?".-Vocifereo, su voz recorrió todo el orfanato, haciendo que los chicos se levantasen alarmados.
-"EN FILA".- Gritó, haciendo que de inmediato se pusiesen en pie. Ama recorrió la habitación con la mirada y después se posó en ellos.
-"Espero que no me estéis ocultando nada ó alguno probará de nuevo a La Madriguera".- Comentó con voz sádica, juraría haber escuchado a más de uno tragar saliva, aun me escocian las muñecas, me tapé la boca con las manos intentando no llorar, cerré los ojos con fuerza, asustada y temblando. Ama empezó a escudriñar a cada uno de los niños de la habitación, parandose en Roy.
-"Pequeño gamberro, me ocultas algo".- Le siseó, haciendo que el pelo largo de Roy se moviese, él agachó aún más la cabeza, y con la mano detrás de la espalda, me hizo un gesto para que me adentrase más en el hueco de debajo de la cama, yo me arrastré más adentro, sólo pudiendo ver sus pies. Ama se acercó a su cama, con su camisón ondeando alrededor de ella, y sus pies menudos retumbando en el suelo, sentía como rebuscaba entre las sábanas, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, en un momento se detuvo y a los pies de Roy cayó nuestra preciada caja, miré a Roy aterrorizada asomandome un poco, él observaba la caja impasivo, sin ninguna expresión en su cara.
-"¿DE DONDE HAS SACADO ESOS JABONES Y ESE RELOJ DE BOLSILLO?".-¿Jabones, se llaman así?, nunca habia visto ninguno, Roy confundido la miró, él no había robado nada esta vez, se los había encontrado tirados en la calle, como todos nuestros tesoros. Ama lo agarró del brazo con fuerza, un quejido salió de la boca de Roy, hice el ademán de salir a socorrerlo pero, rápidamente, me hizo el mismo gesto con la mano, para que me estuviese quieta, si salía a defenderlo, empeoraría las cosas, negué con la cabeza, con lagrimas en los ojos, otra vez.
Ama y Roy salieron por la puerta, salí poco a poco de debajo de la cama, con sigilo, los compañeros de Roy me observaban con rabia.
–"La próxima vez no se enterará"— Susurré en tono de disculpa.
–"No habrá una próxima vez"—Contestó con furia Jacob, uno de los compañeros de Roy.
Un sentimiento de impotencia se instaló en mi corazón, salí de la habitación con las miradas clavandose en mi espalda.Corrí por el pasillo escuchando los castigados gritos de Roy, que me desorientaban.
Una mano áspera cayó sobre mi hombro, haciendo que sudase frio, y que me temblasen mis pequeñas piernas. Me di la vuelta lentamente, encontrandome con Cheese.
Me sobresalté en la cama, con la respiración entrecortada, tenía el cuerpo agarrotado, y el frio me calaba los huesos, me encontraba desnuda, como siempre, con mi pecho y mis partes doloridas, un zumbido se instalaba en la parte trasera de mi cabeza, miré hacia la izquiera, donde se encontraban cien billetes desperdigados por las sábanas.
-"Otro día más".-El nudo en el estómago, y la sensación nauseabunda de todas las mañanas se hizo presente, las lágrimas no salieron, ni siquiera hicieron amago de presencia, hacía muchos años que no lloraba, hacia muchos años que no sentía... sacudí la cabeza, intentando deshacerme de todos los pensamientos que se arremolinaban en mi mente.
Me levanté y me dispuse a vestirme con la poca ropa que Madame me dejaba, una falda larga, una camisa blanca de botones y un pequeño sombrero bombacho, respiré hondo, me empolve la nariz, y pinté mis labios de rojo, tapando así los moratones de la noche anterior, había conocido todo tipo de amantes en aquellas callejuelas de Amsterdam de 1940, y la noche anterior, me había tocado uno de los peores, un soldado de guerra traumatizado por las barbaries que había visto, venían a desfogarse a nuestro burdel, para encontrar aunque fuese un soplo de paz entre nuestras sábanas.
Salí por la puerta trasera de aquel Burdel, intentando que Madame no me viese.
Andé por aquellas calles, como si los cantos de los pájaros de aquella ciudad, hiciesen juego con mi alma.
Estaba pérdida en mis pensamientos, cuando a lo lejos, divisé un pequeño niño de no más de seis años, siendo fustigado por Albert, el frutero de aquella zona, me dirigí hacía allí a toda prisa para intentar socorrerlo.
-"¡Albert, para, es sólo un niño!".-Grité interponiendome, éste empuñaba una vara de madera, bastante gruesa, con la que golpeaba a la criatura.
-"¡Este estúpido niño, me ha robado una manzana, apartate sucia ramera!". -Gritó azotando contra mi la vara, me refugié entre mis brazos y la vara cayó estruendosamente, haciendo que un grito saliese de mis entrañas, como un acto reflejo le agarré la vara, se la quité de las manos, y le golpeé fuertemente en la cabeza, éste se desplomo en el suelo, inerte, asustada miré al pequeño, que me miraba con terror, y una pizca de socorro en sus pequeños ojos verdes, cientos de pares de ojos se posaron en mi juiciosos, apreté los ojos, notando como una gota de sudor caía por el lado derecho de mi rostro, estaba pérdida.
-"¡Cogedla, asesina! ". -Gritó una mujer en la multitud, todos le vociferearon e hicieron el amago de ir tras nosotros.
-"¡Corre! ".-Le grité al pequeño, agarrandolo de la mano y empezando a correr.

ESTÁS LEYENDO
Hope
RomanceHope, era pequeña, muy pequeña, tanto, que creian que no sobreviviria la primera noche en aquel orfanato, la llamaron Hope, esperanza, con los resquicios de una guerra inhumana a sus espaldas Hope intentaba sobrevivir, como todos al fin y al cabo...