61#La silla maldita

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En 1702 Thomas Busby, un asesino convicto, antes de ser ejecutado pidió que su última comida fuese en su pub favorito en Thirsk, Inglaterra. Cuando terminó de comer y se levantó maldijo la silla en la que disfrutó de su última comida antes de ser ejecutado. Las palabras fueron las siguientes:  "Que la muerte repentina le venga a todo aquel que se atreva a sentarse en esta silla".
En la Segunda Guerra Mundial, pilotos que frecuentaban el pub y se sentaban en esa silla no volvían.
Ahora mismo la silla esta en un museo local donde esta colgada a cinco metros del suelo para que ningún visitante pueda sentarse en ella.

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