Quiero que sepas que no te odio, que ya no te lloro. Las lágrimas dejaron de correr por mis mejillas al recordarte. Me provoca tristeza pensar en lo que pudimos ser, no te lo negaré, pues añoro tus besos, tus caricias, tu forma de mirarme.
He de decir que me hiciste sentir segura por primera vez en mucho tiempo. A día de hoy podría jurar que eras capaz de ver mi alma cuando me mirabas. Y, para serte sincera, lo que más me sorprendió fue que te quedaras, sin importar que después te fueras.
Me diste unos grandes recuerdos que siempre llevaré conmigo. Pero hubiera preferido no tener que recordarte alejándote de mi, por última vez. Y que supongo que a día de hoy no soy más que otro nombre en la lista de los corazones que has roto. Al igual que tu estas en la mía, de quienes me lo han hecho.
Recuerda que los pedazos de un corazón se pueden pegar, pero nunca quedara igual. No hasta que venga alguien y te vuelva a enseñar a amar.
Pero, que sepas, que yo te quise con todos y cada uno de los pedazos rotos de mi corazón.
