Querido Diario.-
Hoy fue otro día difícil. En la mañana oí a mi mamá peleando por teléfono con mi papá, ella no dejaba de gritarle que hará todo lo posible para que no gane mi custodia; pensé por un momento que lo hacía porque me quería –que crédula-, hasta que luego la escuché hablando con su abogado y entendí sus verdaderos motivos. Tanta fue mi indignación que salí de mi escondite y la encaré, se sorprendió –o al menos quiero creerlo- y colgó el teléfono, empezó a cuestionarme sobre que tanto había escuchado de su conversación, así que no le mentí, le dije que lo había escuchado todo, desde lo de mi padre hasta donde había llegado con el abogado, y le dije que YO haría todo lo posible para irme con mi padre, que ella no se merecía el amor que mi padre llegó a darle y que jamás llegué a considerarla mi madre –algo que siempre pensé decírselo-; me gané una bofetada y lágrimas de su parte, que no causaron nada en mí; trató de acercarse, luego de eso, pero no lo permití y salí huyendo a mi habitación.
Cerrando la puerta de un portazo me lancé a mi cama y saqué todo lo que sentía en un fuerte grito; me quedé pensando hasta que sentí cuando ella ingresó a mi habitación, estaba pidiéndome disculpas, pero no quise escucharla y la ignoré.
Parecerá raro pero me acordé de ese día, porque ese día pasó lo mismo, ella me gritó y yo lo hice de vuelta, salí de casa enojada y no volví hasta el día siguiente; pensó que lo hice para no verla -cuando la realidad fue otra-, cuando en todo ese tiempo que no estuve en casa pasaron cosas que no deseo que le ocurran a nadie. Ese día volví pidiendo disculpas, creo que esta vez no pasará lo mismo.
¿Por qué no puedo dejar esos horribles sentimientos? ¿Por qué no puedo vivir tranquila? ¿Por qué siento que todo lo que me rodea intenta hacerme daño?... no quiero nada de eso, quiero cambiar, pero tengo claro que para eso tendría que volver a nacer.
