Me encontraba sentada en el viejo árbol de mi casa, en la hamaca donde siempre me divertía mientras observaba las cenizas de mi antiguo hogar donde mis padres habían muerto. Hace dos años atrás, esta casa seguía de pie con mis padres vivos; esto fue una marca en mi mente que nunca podrá ser borrada. Recuerdo que esa mañana de 15 de marzo, me había despertado mi madre con su voz tranquila, tenia que ir a la escuela. Como todas las mañanas fui a darme un baño, cepillarme los dientes y arreglar mi largo cabello pelirrojo oscuro . La ropa era simple: una larga remera celeste con un lindo corazón, junto con un short, unas medias largas coloridas y unos zapatos negros; sin olvidar mi moño negro que siempre llevaba en la cabeza y mis pulseras de la suerte. Luego de tomar el desayuno y mi mochila me dirigí hacia la escuela que quedaba a una cuadra de distancia. Mi madre me despidió con un beso en la frente como todos los días. Yo era tan feliz, no me preocupaba por los peligros de la vida, como yo era hija única, era la consentida, la malcriada por toda la familia. Llegue a la escuela, me encontré con mis pocas amigas, recuerdo que con ellas siempre jugábamos a la mancha, o a las muñecas. Las clases eran típicas, nos habían enseñado a sumar y el abecedario. En el recreo, mientras jugaba a las muñecas con Katherine escuchamos un ruido proveniente de la calle, era la sirena de los bomberos. Recuerdo que también cuando miramos por la ventana se veía humo, como si algo se estuviese quemando en la siguiente cuadra, además de unos gritos. A las 13:00 horas, regresé a mi casa. Cuando vi lo que había sucedido sentí que no podía moverme ni gritar, estaba paralizada. Aquel humo provenía de mi casa, que por cierto ya estaba quemada, los bomberos no habían llegado a tiempo para apagar el fuego. Entre a las ruinas de mi casa y vi lo que me destruyo: los cuerpos de mis padres quemados. Recuerdo haber comenzado a gritar y a pellizcarme rogando que esto solo sea un sueño, pero no fue asi. Mis gritos ayudaron a los bomberos a encontrar los cuerpos. uno de ellos me llevo con mi abuela que no vivía muy cerca que digamos. Ella me mantuvo 10 meses fingiendo ser mi mamá hasta que falleció. Nadie mas que yo sabia que había sucedido con ella, todavía siguen pensando que ella se mudó conmigo a otro país. Apenas murió yo me fui de la casa, había cumplido 7 años y me sentía una niña grande que siempre llevaba la misma ropa, había veces que las madres que pasaban por la calle me miraban y me limpiaban la ropa. Me quisieron adoptar pero cada vez que lo hacían yo me escapaba. No me sentía cómoda en casas ajenas, no me sentía como en mi casa.
Pasó un mes y yo vivía en la calle con el miedo de toda niña de 7 años recién cumplidos. No tenía abrigo, no tenía familia, no tenía NADA. Solo me tenia a mi misma, yo era mi única amiga. Comencé a caminar por las calles mientras escuchaba el ruido de los bichos nocturnos que fueron interrumpidos por unos gritos de dolor que me hacían recordar al accidente. Me Asusté bastante, quise irme lo mas rápido de ahí pero cuando me di cuenta una chica que sostenía un cuchillo estaba detrás mio.
"¿que haces despierta tan tarde?".
Me dijo, estaba tan asustada que no podía ni hablar, y ver sangre chorreando de ella no ayudaba en mucho.
"¡Mira Adrianne! ¡Una nena que no sabe hablar!"
"Ten piedad de ella, Lilith". -Dijo esa tal Adrianne.
"Pff. Bueno, al fin y al cabo es una niña."
Recuerdo lo tan asustada que estaba, intentaba hablar, pero lo único que salia de mi boca eran gemidos. Es ese momento esa tal Adrianne se me acerco, se agachó justo en frente mía y me pregunta:
"¿Niña, por que estas levantada a estas horas?" "Acaso te han abandonado?"
En ese momento pude sacar valor y le respondí que era algo así.
"Adivino, te has escapado de tu casa?" Yo me quede callada, estaba mas que nada asustada y sorprendida. Asenti con la cabeza.
"Espera aquí." Me dijo. Ellas se alejaron unos metros y empezaron a hablar. Parecían estar discutiendo, hasta que Adrianne vino y me tomo de la mano.
"Dime, como te llamas?" Pregunto Lilith. Yo le dije que me llamaba Megan. Y eso derivó a una conversación aburrida y larga...
Yo me dormí en el medio y ellas me acogieron en su casa.
Desde aquel día ellas fueron quienes me dieron un hogar, comida y cariño. Cuando me quise dar cuenta yo era su pupila, distraía a la gente mientras que ellas atacaban, era el "cebo". Ellas dos me enseñaron a como defenderme sola si ellas no estaban.
...
Actualmente tengo 8 años, mi mirada ya no causa ternura y siento que no puedo parar de engañar a la gente solo para que Lilith y Adrianne puedan divertirse, Es una adicción. Los días pasan y puedo sentir la adrenalina corriendo por mis venas. Hay veces que mi maestra Lilith me da miedo, habla sola. En esos momentos me calma Adrianna. No nace en mi engañar a los humanos, pero cuando lo hago una sola vez no puedo tranquilizarme. Espero que nunca nos descubran, esto es bastante divertido.
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Creepypastas No Tan Conocidos
Mystery / ThrillerUna simple antología de Creepypastas. TERMINADA, MAS NO ACTUALIZADA.