El títere y el titiritero.
Todo un trabalenguas, pero a la vez, no tan trabalengua. Cuesta, pero a la vez es fácil comprenderlo.
Es fácil comprender que el títere está siendo manejado por el titiritero, que tiene hilos en los brazos y en las piernas. Que no puede decidir por si sólo. Que cada uno de sus movimientos van a estar marcados por otra persona, y el Títere va a ir a donde esa persona vaya. Incondicionalmente.
Y cuesta comprender a la vez, porque al ver esa escena, esa parte de la "obra" uno piensa y se interroga a sí mismo. "¿Porqué el tonto títere se deja manejar por el titiritero?" "¿Porque ese pobre títere no puede decidir sobre si?" "¿Porque el titiritero es tan indispensable en su vida?".
Digamos que esto que les cuento, es más o menos así. Como el títere y el titiritero, nos dejamos manejar, nos atamos de manos y pies a una persona y nos agarramos sin preocupaciones y sin conciencia a una persona. Dejando que nuestros sentimientos hablen. Y permitiendo que esa persona decida por nosotros. Y lo peor de todo, es que al igual que un títere, no podemos caminar, no podemos decidir, pensar, o seguir, sin la compañía de nuestro abusivo y fiel titiritero.
Una teoría bastante simple y compleja a la vez. Bastante, patética y a la vez tan coherente. Un poco de esto, un poco de aquello, un poco de todo.
Y así, así estuve durante siete días.
Sentada en mi cama, hasta altas horas de la madrugada, sacando patéticas teorías para explicarme a mi misma, que es lo que me está pasando.

ESTÁS LEYENDO
Maquiavélico.
RomanceEscribo sólo versos tristes en alguna patética me convertirse. Releo lo que escribiste cuando éramos felices; o más o menos felices, y sentía como mariposas... lo que hoy se que son lombrices.