Maquiavélico.

Día 6

Ya pasó una semana desde que lo perdí. Desde que sé, que lo perdí. Sigo teniendo esa idea en mi cabeza de que utilizó algún hechizo irrompible conmigo, si no, no se explica.
Quizás, quizás esto sea el capricho de querer volver a tenerlo, de no soltarlo, de besarla todo el tiempo como solía hacerlo, quizás era la costumbre a despertarme y mandarle mensajes de buenos días, o hacerle alguna llamada a la madrugada y quedarnos hablando toda la noche. Quizás era el egoísmo de querer tenerlo sólo para mi, y las ganas y el deseo de que sea mío solamente.
Podía ser eso, mis esperanzas de que esto sea pasajero no van a morir. Pero, si esto fuese algo pasajero, creo que no estaría sufriendo tanto. No sé. Ni idea.
Quiero poder un día despertarme y sentirme bien conmigo misma. Quiero dejar de ver su última conexión en WhatsApp, si está en línea, y también quiero dejar de pensar en ¿Quien será la próxima mina en caer en sus redes?. Si la va a besar, tocar, abrazar o morder igual que a mí. Si le va a decir esos te amo, que para el no tienen ningún sentido, pero para mí, fueron los mejores te amo que nunca me dijeron.
Lo peor de todo, es que todavía me acuerdo de esa tarde, de esa tarde que pasamos juntos. De todas esas palabras vacías que me dijo. De esos besos truchos. De esas manos gastadas. De esa sonrisa macabra y falsa. Es imposible, imposible no acordarse de eso.
Si hubiera sabido que esa tarde, iba a ser la última tarde que Lo iba a ver... juro haber hecho lo que no quise. Hubiera disfrutado más de su presencia. De esa presencia que me lastimaba, pero que tan bien me hacía.
Me contra digo, lo se. En muchas de las cosas que escribo digo o hago. Pero es que el me causaba eso, causaba unas contradicciones y unas tormentas de pensamientos enormes en mi mente. Esa guerra que tenía mi cerebro con mi corazón. Y yo sabía, juro que yo sabía que eso no iba a terminar bien. Pero, ¿Que más me daba? Si mi mente estaba toda consumida por el.