Ciertas versiones cuentan que Tails Doll les arranca los ojos a sus víctimas y luego se lleva sus almas, otras más creíbles dicen que simplemente se apodera de tu mente y te incita a jugar con él en el Sonic R, una y otra vez hasta que te conviertes en un enajenado, en alguien sin cordura en cuyos sueños se repite el "Can you feel the sunshine?"; y claro, seguramente llegará el día en que de tanto jugar mueras de un ataque epiléptico y entonces, en la negrura de la muerte, no podrás sentir el resplandor del sol. En el mejor de los casos, lo que podría ocurrirte si Tails Doll te visita es que te vuelvas loco y, aunque no vuelvas a encender el maldito Sonic R, el temor se apodere de tu vida y veas cada día al siniestro Tails Doll en una esquina de tu habitación o de cualquier otro lugar en donde él se te aparezca a ti y solo a ti, pues nadie más lo podrá ver...