Capítulo 12

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Narra Rubén.

No. Esto no pinta bien.

—¿De... de parte de quién? —digo a la vez que doy un paso hacia atrás.

—De parte de Miguel Rogel —contesta. Su voz me da escalofríos. Ni los tantísimos tatuajes que el tipo tiene en su cuerpo que la piel ya no se le logra ni distinguir, ni el arete que cuelga de su labio inferior, o el que perfora su ceja, nisiquiera sus afilados y agresivos ojos, o esa sonrisa retorcida, no, nada de eso me da tanto escalofrío como su gruesa,  profunda y siniestra voz. A pesar de que el tío me da mucho repelús, decido que si es de parte de Mangel todo va a estar bien

—Ah, vale, entonces... —sonrío e imita mi gesto pero eso lo empeora, que él sonría me pone la piel de gallina. Joder, y que el tío es enorme, su musculatura exagerada me da demasiado miedo. Mangel ha de tener cientos de hombres así trabajando para él, de seguro. ¡Qué horror!

Mi móvil empieza a vibrar en mi bolsillo. Lo saco rápidamente y le digo a el gorila que aguarde un momento, asiente y yo prosigo a contestar la llamada.

—¿Hola?

—Pastelito, soy yo —agh, Mangel.

—No me llames "pastelito", joder.

—Lo siento. Pero no sabes las mierdas que me han pasado ésta madrugada. No he dormido nada. Perdí mi móvil en la alcantarilla, pero por suerte tengo muy buenos tíos trabajando para mi así que encontrar tu número fue fácil. Lo que quiero decir es que, ¿quisieras salir conmigo mañana? Te iré a recoger a las ocho en la noche. Hoy no puedo, debo dormir o de seguro muero en medio de nuestra cita.

—No voy a salir contigo, ¡déjame en paz! ¡Me tienes hart...! Espera...

—¿Qué? —dice en tono despreocupado.

—¿Hoy no vamos a salir?

—No, ¿o acaso me quieres ver hoy?

—Oh, joder... —miro hacia el frente, hacia el tío enorme que está recostado en el umbral de mi puerta— ¿Tú no enviaste a un tío a recogerme?

—¿Eh? ¿Qué? No... ¿Por qué? —parece muy confundido. La sangre se me congela y me da un vuelco en el estómago.

—Hay un tío que dice... que viene a recogerme de tu parte... —se me agita la respiración. No puedo dejar de ver a el sujeto que está frente de mi.

—¿Un tío...? —hay un pequeño silencio,  pero luego grita—: ¡Sal de ahí! ¡Rubén, sal de ahí! —apuesto a que su grito lo pudo escuchar el sujeto parado en mi puerta, pues éste sonríe y se encoge de hombros.

—Bueno, quise hacerlo por las buenas —inquiere y se acerca a mi, amenazando con querer tomarme.

Me doy la vuelta para echar a correr y encerrarme en mi habitación, pero el tío me logra sujetarme del cabello, el cual jala con brusquedad y me hace chillar de dolor. Enreda sus dedos en mi cabello y tira con ímpetu, haciéndome doler todo el cuero cabelludo. Sabía que debí ponerme laca o al menos cortarlo un poco.

—¡No! ¡Suéltame! —me toma de la cintura y apega su duro pecho contra mi espalda. Me suelta del cabello para poder taparme la boca, y ahí me mantiene, forcejeo con todas mis fuerzas, él intenta que suelte mi móvil pero lucho para impedirlo— ¡Mmh! ¡Mmhng!

Al final, lo suelto, el móvil se me resbala de las manos y cae al suelo secamente. Mangel grita, se oye claramente que grita al otro lado de la línea.

Me va a matar, el gorila me va a destripar y si no me destripa no sé qué me hará.

—Sssh... —susurra en mi oreja— Cállate, o juro que te arranco la lengua, al jefe sólo le importa tu linda carita así que no tengo problemas con arrancartela.

Malos pensamientos #2. ➝RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora