Narra Miguel.
-¡Mangel! ¡Mangel, por favor, no! ¡No, Mangel, quedate! ¡Reacciona! ¡Por favor! ¡MANGEL! -sus huesudas manos acarician mis mejillas empapadas de sangre, la fría sangre que emana de mi gaznate.
Siento escalofríos, siento congelar, siento mucho, mucho frío. Pero aun así, cada parte de mi cuerpo que es tocado por esas suaves manos se siente cálido, se siente resguardado y seguro. Las manos de Rubén tocándome el rostro me hacen sentir en completa bonanza.
Le tiembla violentamente la mandíbula, lloriquea como un crío que ha perdido su videojuego favorito, moquea y solloza descontroladamente.
-¡NO! ¡MANGEL, TE LO PIDO! -Dios, es tan hermoso incluso cuando llora- ¡No me hagas esto! ¡Mangel, no me dejes!
Que situación mas miserable y digna de una película. Yo, yaciendo en el suelo bajo una lluvia turbulenta, empapado por el aguacero, empapado de sangre que chorrea desde mi yugular hasta mi pecho y desciende lentamente por mis hombros hasta topar la acera. Rubén, llorando como un bebé, gritando a los aires de la soledad, de la noche desolada y abandonada, acariciándome el rostro el cual casi ni siento, temblando bruscamente, besándome en los labios una y otra vez, en mis moribundos labios que ya no pueden sentir el calor al saborearlos.
¿Cómo terminé así? ¿Cómo terminamos en esta situación? Pues la muerte me la esperaba mucho antes, listo para recibirla con los brazos abiertos, para abrazarla. Y ahora, encontrando una razón para huir de ella, la muerte se acerca a mi, me obliga a voltear a verla, me obliga a abrir los brazos y aceptar el oscuro regalo que trae entre manos para mi, soy incapaz de rechazarla ahora, ella es tan fuerte... Rubén... Rubén... No me quiero ir aún, Rubén... Recuerdo la promesa que hicimos, la promesa de...
-¡La promesa de que jamás me-!
-¡Miguel! ¡Despierta, gilipollas! -un puñetazo de Isma en mi hombro me despierta. Sacudo la cabeza y la sostengo con una mano, intentando ver por la ventana por dónde vamos-. ¿Otra vez ese sueño? -me mira unos segundos antes de volver a la carretera.
-Pues... -suspiro pesadamente, incorporandome y al fin despabilado ya- sí, otra vez esa mierda de sueño. Creí que no se volvería a repetir ahora que Ruben ha vuelto...
-Vale, llegamos -Isma apaga el vehículo y ambos salimos en total silencio.
Detrás de nosotros se encuentran ocho coches más, mis hombres y mis dos mercenarios favoritos dispuestos a balear a esos bastardos. Estamos a pocos metros de la mansión de el cabrón que se robó a mi Ruben. ¡Apenas lo vea lo mato! ¡No dejaré que se burle en mi cara!
Inconscientemente un gruñido se escapa de mi boca y aprieto el arma que cargo en la mano, Isma lo nota y me palmea la espalda dedicándome una sonrisa. Sólo asiento, recuperando una respiración menos agitada.
Luis hace una señal con la mano que apenas podemos percibir, pues está oscuro aquí fuera, siendo de noche es mucho mas fácil el camuflarse con estos trajes negros que cargamos, aunque me aprieten los huevos, ¿a quién se le ocurre que mi talla es M? ¡Soy L, idiotas!
Avanzamos lentamente, poco a poco entramos por las rejas que protegen la residencia y, obviamente, los guardias de los tejados nos pillan. Mis hombres empiezan a dispararles, tumbandolos uno a uno.
-¡Ahora! -grita el negro colocandose delante mío, Isma se queda detrás de Luis y así corremos, esquivando las balas como podemos.
Ya llegando a la puerta principal, aparecen varios tipos armados y con ridículos sombreros de baquero. Nos disponemos a disparar, venciendo fácilmente a los baqueritos.
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Malos pensamientos #2. ➝Rubelangel
Fanfiction❝Han pasado seis años desde aquel incidente. Rubén y sus amigos creen que Miguel ha muerto... pero la realidad es otra. Miguel es un magnate narcotraficante y, milagrosamente, está más vivo que nunca, prometiéndose que encontrará a Rubén y que nunc...