Ese verano me senté junto a ti. No te dejé ir hasta que me contaras todo.
Al principio, te negabas a hablarme. Y cuando creí que al fin te dignarías a decirme algo, lo único que hiciste fue intentar escupirme en el rostro.
—Ambos sabemos que no eres así, Clem. Tú no escupes en la cara de las personas —dije. Te limitaste a resoplar y negar lentamente con la cabeza.
—Tienes razón, no puedo escupirte. Va en contra de mi moral —susurraste. Giraste la cabeza para verme a mí —. Pero pisar pies no infringe mis normas —hiciste el amague de levantarte. Y digo aquello, ya que justo alcancé para sujetarte y colocarte nuevamente en el pasto.
—Podemos estar así todo el día. Y unos cuántos más, si así lo quieres —te dije. Rodaste los ojos.
Pobre de ti, no me creías en ese momento.
Pasaron las horas, pero yo no me movía de ahí. Y de ti, ni hablar.
—Oscureció hace mucho tiempo, Charlie. ¿En serio me obligarás a quedarme aquí? —esa fue tu pregunta, a la cual respondí con un gesto con la cabeza que decía "sí" —. Eres tan lindo con la luz de ese farol...
—Sabes que no caigo en distracciones así, Clem. Ya has intentado seducirme para escapar. Y tienes bien en claro que no me creo estas cosas —te mencioné —. Ninguna.
—¿Y si te digo que hay un fantasma asesino vestido de payaso justo atrás tuyo? —negué con la cabeza —. Bien, ese fue mi último recurso. ¿Qué quieres saber?
—¿Por qué actuás así desde los doce años? ¿Qué te sucede conmigo? —te pregunté —. Y no me digas que todo está bien. Llevo sin creerme esa mentira desde... siempre.
—¿Quieres oír una historia? —te acomodaste en el pasto. Me crucé de brazos y puse una expresión en mi rostro, reflejando mi indignación —. Sé lo que estás pensando, y no, no quiero evadir el tema, ¿bien? No soy tan idiota como piensas —aclaraste. Asentí con la cabeza.
»Una niña era feliz, ¿no es así? Ella tenía un mejor amigo, que lamentablemente estaba en otra ciudad. Ella le confiaba todo, hasta que sucedió... eso. Tras ir a unos chequeos médicos, se descubrió que esa pobre chiquilla de apenas once malditos años de edad, tenía una enfermedad en los pulmones, en este momento no te interesa saber cuál. Fue a muchísimos más controles, y se determinó que debía empezar un tratamiento delicado para sanarse. Te mentí para que no te preocuparas, pero me volví cerrada. No te quería hablar, ya no quería ser tu amiga. Pero cuando vi el golpe que te dio mi padre... Dios, le grité por eso. Le grité como nunca me has visto gritar, y no te miento.
—Así que... —te interrumpí.
—Aún no termino —dijiste. Te aclaraste la garganta—. Él no tenía derecho de golpear a nadie, ni siquiera a un imbécil como tú. No sabías por lo que yo pasaba, no entendías por qué yo era tan... así. En serio quiero que me disculpes —asentí —. Bien, en cuanto a la enfermedad, se me ha curado casi del todo el año pasado. De todos modos, nos mudamos de casa a una más cercana al hospital. Ya sabes, precaución.
—Lo sé —tuve que admitir. Arqueaste una ceja, y te acostaste en el césped al lado mío.
—¿Cómo pudiste adivinarlo? —me recosté al lado tuyo.
—Te mandé una carta a tu vieja dirección, y un chico se tomó la molestia de gastar dinero para mandarme a decir que te habías mudado. Fue muy gentil —te dije. Apoyaste tu cabeza en mi hombro, y quedamos viendo para arriba.
Nuestra posición era extraña. Tú y yo, recostados sobre el césped húmedo, mirando ramas y hojas que salían de aquel árbol.
—¿Qué ha pasado en el tiempo sin mí, eh? ¿Ya diste tu primer beso, Charlie? —dijiste. Asentí con mi cabeza, lo que habría sido relativamente estúpido si no tuvieras tu cabeza tan cerca de la mía, ya que no podrías haberme visto —. ¿Con quién fue?
—Madison —respondí. Reíste —. ¿De qué te ríes?
—¿Madison, en serio? —seguiste riendo —. ¿La chica que se negó de ti durante todo cuarto grado? ¿La que se burló cuando apareciste con lentes? Dime que no —me uní a tu risa.
—Sí, esa Madison —respondí —. El año pasado cortamos. Te lo quería contar, pero no me prestabas atención —me encogí de hombros, por lo que tu cabeza se sarandeó un poco —. ¿Y qué hay de ti? Digo, de seguro ya pasó, siempre fuiste una chica muy hermosa y simpá... —me callé al darme cuenta de lo que acababa de decir. Giraste ti cabeza para observarme, y pude ver una de tus cejas levantadas por el rabillo del ojo —. Yo... no me refería a eso —estúpido —. Digo, no es que eres y eras fea, pero... tú entiendes...
—Oh, mira quién es el que intenta seducir ahora —dijiste. No paraste de verme —. Y sí, ya di mi primer beso.
—¿Con quién?
—Un chico que conocí en una fiesta de fin de año. Se llamaba Evan, Cloud, algo así. Sinceramente, creo que me besó para impresionar a uno de sus amigos. Luego lo vi hablar con una castaña, parecían toda una pareja. De vista, claro —dijiste —. Luego me enteré que ella se llamaba Moon. Y él se hacía llamar Cloud. Demonios, creo que esa chica debe odiarme, ya que después me enteré que luego de tres meses, estaban saliendo. Aunque claro, él fue el que me besó, y antes de hablarle.
Y de seguro que sí.
—Hey —te llamé la atención. Me senté como indio, así haciendo que tú te tuvieras que levantar —, mírame —y así lo hiciste.
Teníamos deciséis cuando nos besamos. Fue como si hablando de todo eso, nos mandáramos indirectas de lo que realmente pasaba. Se me hizo raro besarte, más aún después de saber que te besaste con un chico llamado "Nube" en una fiesta de fin de año de no se sabe cuándo.
No sé por qué fue que sonreíste, pero sólo sé que realmente valió la pena.
Quizá nuestra amistad no haya estado perdida del todo.
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Tree.
Short Story❝En ese árbol nació nuestra amistad. En ese árbol, jamás me detuve a pensar❞. ____________________________________ Prohíbida la copia y/o adaptación. Portada hecha por @fallinginthenight ♥ Gracias c: Tercer libro en la saga "Tierra". (No es co...