—¿Segura que no quieres que te acompañe? —pregunta Joaquín a Jessica por última vez haciendo un mejor papel que el que hace su novio.
—Segura. —Responde mirando el boleto con destino a Canadá que Joaquín acaba de comprarle. Lo toma y le ofrece una sonrisa insegura.
Jessica no puede ocultar la ansiedad y el nerviosismo que la atacan por ser este su primer viaje en avión. Joaquín la apoya en estos momentos difíciles y Josh está en la playa desentendido de la situación de su novia. Tal vez los nervios sean por el reencuentro que se aproxima, tal vez sean por las ganas que tiene de abrazar a su mejor amigo después de casi un mes si mirarle a la cara. Puede que sea por el mundo nuevo que está a punto de conocer. Quizá la ansiedad es porque tiene algo que confesarle a Ivan. Quizá. Nadie sabe lo que pase el día de hoy. Le da un abrazo de despedida a su amigo y se dispone a adentrarse más en las aerolíneas para poder abordar su vuelo.
—Nos vemos en una semana Joa. —Lleva su dedo índice y su dedo medio a la boca y los besa, luego los coloca al aire.
—Nos vemos en una semana Jessica. —Joa la imita pero toca sus dos dedos con los de ella. —Buen viaje.
La chica se gira tomando su maleta y acomodando su bolso en su hombro. Toma una bocanada de aire y da el primer paso. Así se alejó Jessica y así Joaquín la vio alejarse.
El viaje no fue tan malo cómo lo esperaba, hasta le pareció agradable. El momento de ver a Ivan se acerca, ese momento solo está a algunos pasos de lejanía. Baja de la aeronave con más nerviosismo que al inicio al abordarlo, explicando así que la ansiedad y la preocupación son causadas por el reencuentro. Se lo imagina. En su mente se crea una secuencia de detalles con altas expectativas. Piensa en que sus miradas conectarán una vez salga a recepción. Que dejará sus maletas en el suelo y correrá a sus brazos como una paloma que llega a su nido. Que escuchará de sus labios un "te quiero" y los de ella pronunciarán un "te quiero más". Que tal vez, solo tal vez, se sienta perteneciente a él y él a ella. Descubrir que deben estar juntos por el resto de sus vidas. Que esa posesión se selle con un beso, no cualquiera, el primero para ambos, su primer beso digno de recordar y contar a sus hijos. Pero se sintió avergonzada con este final que produjo su ingenuidad. Lo cambió. Prefirió solo quedar en un largo y cálido abrazo de esos que son sus favoritos, los de Ivan. "Jamás haríamos buena pareja" pensó y se calmó un poco.
La magia de su llegada se desvaneció al no encontrar a nadie conocido con la mirada. Busco, busco, y nadie estaba allí para recibirla. Ni Ivan, ni sus padres, ni nadie. Sus ojos se humedecieron, "No le importo nada a esta gente" se dijo para sí intentando sobremanera no derramar ni un sólo sentimiento del que se pudiera arrepentir luego. Pasó hora y media y Jessica seguía sentada en un banco en el Aeropuerto Internacional de Edmonton. Pero no por mucho.
—¿Nos vamos? —pregunta un chico muy sonriente desde atrás.
—¿Qué? ¿Tienes mal la hora o qué? ¿Cuál es tu excusa?
—Perdón —Baja la cabeza —Me alegra mucho verte —sonríe.
—¿Sabes que me imaginé que tan pronto llegara te encontraría e iría corriendo a tus brazos? Dañaste el momento —dice Jessica levantándose del banco y emprendiendo el camino.
Ivan la sigue.
—¿Sabes hacia donde caminas?
—Lejos de ti.
—¿En serio?
—No.
—Si quieres puedo hacer como que llegué cuando debía y tu corres directo a mí.
—Ja, ja muy gracioso —sus labios expulsan una risa sarcástica que a Ivan le causó mucha gracia. Él echa una pequeña carcajada.
—Bueno, ¿me perdonas? —Dice Ivan haciendo a Jessica detenerse. Ella lo mira firme a los ojos.
—Esto de pedir perdón y de perdonarnos se está haciendo muy normal.
—Me alegro que estés aquí, de verdad. —se acerca a ella y la abraza al tiempo en el que le susurra algo al oído—Estuve sentado en el comedor de mi casa frente al reloj por tres horas esperando para venir a recogerte, ansioso por verte y pasar tiempo contigo, no lo olvidé ni estaba haciendo otra cosa. Simplemente no vi tu último mensaje diciéndome que te habían cambiado el vuelo.
Jessica no dice nada.
—Ciertamente estaba ansioso por estar contigo. —Prosigue el chico separándose de ella y mirándole fijo a la cara.
—Bueno, a mí también me da mucho gusto verte.
Luego de transcurrir varios minutos en el auto y de tratar de ponerse al corriente llegan a la humilde morada de Los Peguero ubicada en el centro de Edmonton, felices por volverse a ver.
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Hey amigo, te amo
Short StoryA pesar de sus constantes discusiones sin motivo y todos sus malos ratos, Ivan Peguero y Jessica Durán han sabido conservar su amistad a través del tiempo llegando a ser los mejores amigos que hayan podido existir. En medio de sus conversaciones de...