#37: Domingo 20

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Jessica's POV

   Tuve que levantarme a abrirle la puerta. Estaba despeinado y tenía ojeras. Entró silenciosamente ofreciéndome  una sonrisa.

   —Gracias —me dijo —no quería estar solo.

   —Estoy cansada Ivan, ¿Qué quieres? —pregunté tratando de ocultar el sonrojo.

No me respondió. Se dirigió a la cama y se acomodó en el lado derecho. Yo lo seguí acostándome en el lado izquierdo viéndome frente a él.

—Hola —susurró.

Opté por callar, disfrutando de su compañía. Sacó su celular, buscó lista de reproducción, e inmediatamente se escuchaba Red lips de GTA. Me reí un poco, nos gusta esa canción. Empezamos a seguir el ritmo pero el se desató un poco más. Movía su cabeza con más velocidad que yo cayendo profundamente en el beat de la canción. Sonreí nuevamente. Sus ojos se cerraron. Ya los movimientos los hacía excesivamente definidos a propósito para hacerme reír. Subió un poco el volumen y se levantó de la cama. Yo casi no aguantaba la risa a lo que me paré con él a bailar. Todo estaba oscuro casi por completo. Una pequeña lámpara encendida del otro lado de la habitación daba un poco de claridad. Hacíamos la danza de la locura. Aquí nada tenía sentido hasta que vimos por debajo de la puerta la luz del pasillo encenderse. En una maniobra rápida, él apagó su teléfono y yo apagué la lámpara encontrándonos luego en la posición inicial, el enfrente de mí en la cama tratando de no reír tan fuerte, en mute como le decimos.

El silencio inundó el cuarto. Su mirada gritaba. Dije algo.

—¿Qué te pasa?

—Nada —dijo sin dudar.

—Tienes cara de algo. —expandió los labios con una sonrisa al escuchar lo que dije.

—¿Cómo es mi cara de algo?

—No lo sé. Es tu cara. No podría imitarlo.

Después de varios segundos en el silencio, Ivan emite unas palabras.

—Te he escrito un poema.

Sonreí abiertamente.

—No te creo.

—Que sí. Te escribí un poema —asegura.

—Quiero escucharlo.

—¿No quieres leerlo mejor? —Me pregunta el chico poniéndose ligeramente tímido.

—No.

—No me lo sé de memoria.

—Pues léelo.

—Está oscuro.

—Te enciendo la luz. —inquirí.

—Contigo nunca me siento en tinieblas. Tu eres mi luz.

Me puse roja y sólo se me ocurrió preguntar ciertas cosas que no debí haber preguntado.

—¡Tinieblas! ¡Que palabra tan fina! ¿A qué viene tanto romanticismo? ¿Desde cuándo eres un romántico? —Cuestioné mostrando dientes y encías con una sonrisa.

—No sé —se gira dándome la espalda.

—¡Vale, perdón! No quería herir tus sentimientos.

—Perdonada.

—Es que me has sorprendido con tanta ternura.

—Está bien, perdonada.

—¿Por qué no te vuelves hacía mí? —dije con voz sutil y dulce.

El se giró otra vez. Sus ojos estaban cerrados intentando dormir. Me sentí mal conmigo misma por haberlo hecho cerrarse. En serio no era mi intención. Me puse boca arriba mirando el techo sintiéndome estúpida y en breves instantes escuché la voz de Ivan pronunciarse otra vez.

—Las rosas son rojas, los claveles azules, tu ausencia hace que mi cielo se nuble.

Giré la cabeza para mirarle a la cara. No me aguantaba lo feliz que me sentía.

—Esta muy lindo... Gracias.

—Ese no es el poema. —No solté ninguna palabra, estaba confundida.

Ivan's POV

Empecé a recitar. Casi no me servía la voz.

—En el dulce azul de tus ojos me perdí... y aunque me ahogaba en ellos, no moría si no que obtenía mucha más vida.
Vital quererte —tomé aire, no sé bien declamar —hasta cuando no quiero. Vital tenerte hasta cuando no te tengo. Vital —acaricié su pelo — sentirte aunque estés tan lejos. Porque el no tenerte me —aunque lo practiqué mil veces no pude evitar trabarme — me lastima.
Te veo y te alejo, te acercas y me miento. —sonrío por la ironía de que siempre quiero suprimir mis sentimientos —Te vas y te extraño. No sé si es de odio que te amo. —sonreímos ambos, eso me relajó, que tal vez ella se sienta igual que yo —No sé si te amo por no odiarte o porque el amor es odio. —la veo sonreír reflectada por la poca luz de luna que entra por la ventana. Amo como luce ahora; tan perfecta. —Ni par, ni impar. Sin ti, ni contigo. Más contigo que sin ti.
No me siento bien si no estás. Se me parte el alma cada que te vas. No vuelvas a irte que ya no aguanta volverse a partir. —eché un suspiro largo —Hey, amiga. No entenderás mis palabras. —hago una corta pausa para intentar calmarme —Las mismas que ni yo entiendo pero que son las mismas que expresan lo que siento. —Desde este punto lo último fue fácil —Hey, amiga, con esto quiero externar mi agradecimiento
Por quererme, siempre. Hasta cuando me odias, hasta cuando yo mismo me odio.
No lo digo muy a menudo, espero y estés convencida de —hice otra pausa, esta vez para mirarle la boca. Tenía tantas ganas de besarla ¿Qué coño me ocurre? ¿Besar a Jess? ¿A quién se le ocurrió esta estúpida y loca idea?

—¿Convencida de qué? —pregunta dulcemente sin borrar la expandida sonrisa de su rostro. Volví en sí y continué.

—De que te que te amo.

—Creo que ya lo sabía.

—Creo que no te lo he dicho lo suficiente —Hablé por impulso. Ya nada sale de mi cabeza, es mi corazón quien habla.

—Me encantó el poema. Esta hermoso. No hallo palabras para describir...

—¿Qué? —pregunto agarrando su mano y besándola para contener las ganas de ir a su boca. Aún no creo lo que estoy sintiendo.

—No sé, describir cómo me siento ahora. Lo bien que me siento.

Lo próximo fue acurrucarnos y quedarnos profundamente dormidos con el último recuerdo de su hermosa cara a la luz de la luna.

Hey amigo, te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora