II

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Parte II.


Me observan.

¿Pero quién? Se supone que nadie puede verme. Busco con la mirada sigilosamente a quién está mandando su mirada hacia mí. Por la pista de baile...

Un chico.

Lo miró fijamente. ¿Podrá verme? ¿O sólo estará fijando su mirada en la nada? Es moreno, ojos negros, no deja de mirarme. Pero, ¿por qué? Nadie me ha visto antes. Alguien le habla y él voltea. Rápidamente desaparezco del lugar. Odio sentirme observado. La gente mira a la nada y yo estoy ahí. ¿Yo soy la nada?

No he podido arreglar mi asunto pendiente. Y estoy aburrido de que miren el horizonte conmigo al frente. Es terrible que alguien mire en tu dirección y no te vea. Todo aquí es terriblemente solitario.

Creo que venir aquí no fue buena idea. Estar rodeado de gente te hace sentir más solitario aún y más cuando nadie puede verte. Salí a paso apurado y comencé a caminar. Lo olvidé. No sé dónde estoy. Hace muchísimo tiempo que no dejaba el lugar donde me quedo y hoy quise ver cómo está la vida aquí afuera, ¿cómo llego de vuelta? Me quedo parado en la esquina, mirando hacia el frente, pensando cómo llegar al lugar.

Alguien me observa. De nuevo. Pero, ¿por qué? ¿Cómo? Se está acerando, muy rápido. Me quedó estático. ¿No vendrá o sí?

Toca mi hombro. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede tocarme? ¿Ha podido verme? No puede ser... Me giro lentamente y le miró. Está mirándome, a mí.

-¿Me conoces?

¿Podrá oírme?

-No... -parece nervioso. Puede verme, tocarme y oírme. –Soy Young Bae.

Young Bae... la primera persona que ha podido verme.

-¿Por qué me hablas?

-Por impulso.

-¿Por impulso? ¿Hacer las cosas por impulso es cosa de ahora?

-Em... -parece que lo puse nervioso.

-Podría ser un asesino o un ladrón, y tú me hablas de la nada –O podría no ser nada, pero él no lo sabe.

-No creo que lo seas... Sólo... sentí que podrías estar perdido.

Él sabe que estoy perdido. ¿Cómo? Ha leído mi mente. Ha tenido un presentimiento al verme. ¿Será él también como la nada? ¿Será igual a mí y estará atrapado en este mundo todavía? Le miró fijamente.

-¿Qué eres? –Él frunce el ceño. No, no es como yo. Es normal. Común y corriente. No puedo explicarme cómo me ha mirado entonces. Sonrió levemente, esto es irónico. Él mira mi sonrisa. –Eres adivino, ¿o qué?

Cambio el tema.

-¿Ah?

Es muy lento y un poco torpe.

-Sí estoy perdido –admito.

-Oh... -él sonríe. -¿No eres de aquí?

No, no soy de aquí ni de allá...

-Me acabo de mudar –miento. -¿Sabes qué calle es esta?

-La tres, ¿a dónde vas?

¿Debería decírselo? Quizás puede salir corriendo...

-¿Por qué debería decírtelo? Tú podrías ser alguien malo, no confío en desconocidos.

-Entonces te propongo conocernos.

Llamada perdida.. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora