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Stan paseaba por ese mundo lleno de peligros y criaturas extrañas, no iba a negar que en parte, ese mundo era aterrador y a su vez misma sorprendente, aunque en el fondo deseaba no haber viajado a otra dimensión con ese propósito principal.

Asomo la cabeza detrás de los arbustos espinosos, teniendo en cuenta no tocarlo, esta lleno de guardias, si es que se le podría llamar de esa manera, no iban a irse sin distracción, agarró el arma que traía y disparo un rayo, este impacto contra unos árboles, llamando la atención de esos guardias, quienes fueron de inmediato a averiguar lo que fue aquello, guardo el arma dentro del abrigo mientras salía de su escondite, entonces levanto la cabeza y visualizó el cielo.

Era una habilidad adquirida saber esconderse, tantos años en la calle, solo y sin nadie en quien confiar, le hicieron desarrollar aquello necesario para sobrevivir, por desgracia, para su hermano no fue igual, si tan solo no hubiera cometido esa equivocación, tal vez él pudo haberlo evitado, haber estado con su gemelo, y esa tontería por parte de Ford no se hubiese dado, que mal hermano ha sido, no estuvo allí cuando era necesario ni le protegió, era el causante del desastre.

Estaba justo debajo de la pirámide flotante.

¿Cómo rayos llegaría allá arriba?

Miro a los lados, deseaba tener una manera para llegar allá arriba, de la nada, apareció una nube esponjosa de color rojo, Stanley le miro con desconfianza, tocó la nube, era esponjosa y a su vez atemorizante, apoyo una de sus manos, notando que no atravesaba la nube, se subió sobre ella y esta comenzó el ascenso a la entrada de la pirámide flotante.

Mientras subía, miraba hacia arriba haciendo todo lo posible para no ver abajo, no debe tener miedo, eso solo le dificultaría conseguir su objetivo, sea lo que fuese, un presentimiento o intuición, esta seguro, Stanford esta allí y ningún triángulo flotante le iba a impedir sacarle de ese sitio.

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