Capítulo 7

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Salí de la hermosa habitación,  seguí a Ash, y fuimos a mi habitación. Nos sentamos en mi cama y yo hablé primero: 

-Tengo que mostrarte algo- dije sacando el recorte de periódico, y se lo mostré. Ella lo agarró y le leyó 

-Y quienes son?- preguntó

-El hombre no se quien es, pero la mujer... es ella, es Charlotte-le dije y ella abrió los ojos como platos

-Esto... No puede ser posible- dijo Ash atónita

-Pero lo es...- le respondí

Nos quedamos un rato en silencio y luego oímos que mi padre y la bruja habían llegado. No quería verla, ni mucho menos hablar con ella, asi que esperé a que fueran a la cocina para salir sigilosamente por la puerta y dirigirme a la playa. Tenia fe de que ahi veria a mi madre y ella sabria que debo hacer.

Cuando llegué me sente en la arena y me quedé ahi en silencio mirando al mar, que me transmitía una enorme calma, paz y tranquilidad. Mire hacia un costado y la vi, ella estaba caminando hacia mi con mucha elegancia y tranquilidad.

De repente todo se puso negro por un instante, y cuando abrí los ojos, me vi a mi misma corriendo sin rumbo, pero yo no estaba corriendo, era como si alguien estuviera corriendo por mí, como si yo fuera un títere y me estuvieran manejando. No podía manejar nada de mi cuerpo, era un sentimiento horrible. Después me vi golpeando con todas mis fuerzas a una roca gigante, me dolían mucho las manos de tanto golpearla, sentí que me había roto algún hueso de la mano. Y lo peor era que no podía parar, no podía controlar nada, no podía hacer nada. Mis ojos se cerraron lentamente y todo se volvió negro otra vez...

Cuando desperté, me encontraba en una habitación totalmente blanca, y por alguna razón supe que era un hospital. Lo confirme cuando una enfermera entró.

-Baya, veo que al fin despertó señorita Evans-dijo ella mientras buscaba algo en un armario pequeño

-¿Que me paso?- pregunte y me di cuenta de que mi cuerpo estaba muy débil

-Un hombre te encontró en la playa toda golpeada, con las manos sangrando y las rodillas raspadas, y llamó a emergencias, luego te trajeron aquí.

-¿Cuanto tiempo dormí?- le pregunté

-Tres días, probablemente te sientas débil porque solo te has alimentado del suero- dijo y yo asentí- ahora si me disculpas, debo llamar al doctor Rouviot para que te revise- y luego se fue dejando me sola de nuevo en la habitación

¿Qué me paso? ¿Qué fue ese episodio en la playa? ¿Debo contárselo a mi padre?

Continuara...

EsquisofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora