Rebeldía.

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—Me voy —anunció Alice.

—Nos veremos en la tarde —contestó María.

—Recuerda utilizar el vestido que te obsequió tu madre.

Alice observó sus pies.

—Está bien —respondió.

—Silver irá con nosotros, así que te queremos presentable.

Alice se retiró de su hogar. Quizás ese sería el último día que le dirigirían la palabra.

Hoy era la graduación de su escuela, su nuevo comienzo estaba por ser estrenado.

Había conseguido escapar de sus padres para este día esencial con un ingenuo pretexto, "Iré a casa de una amiga, quiere que lleguemos juntas". Para sus padres oír la palabra "amiga" era una maravilla, ellos especulaban que Alice sólo poseí amistades masculinas.

Pero Alice no se encontraría con Scarlett.

No se encontraría con Julie.

No se encontraría con alguien.

Transitó para lograr llegar a una peluquería conocida. Había residido ahí hace algunos años.

Cuando llegó a su destino observó a través de la entrada de cristal, no distinguió a nadie conocido a simple vista, entonces, procedió a ingresar al establecimiento.

—Bienvenida, ¿en qué puedo ayudarte? —consultó un chico a su lado.

Alice lo observó.

—Deseo un corte de cabello, también deseo teñirlo —declaró Alice.

—Está bien, toma asiento aquí —indicó una silla color roja, la cual se ubicaba frente a un considerable espejo, a los lados yacían un centenar de cosméticos y productos para el cabello.

Alice realizó el acto, acomodándose en aquella silla.

El chico comenzó a tocar sus cabellos con delicadeza.

—Bien, primero cortaremos tu cabello, y luego lo teñiremos. ¿Cómo deseas cortarlo?

—Quiero que lo corte hasta la nuca.

—¿Estás segura? Con este cabello bien cuidado sería un desperdicio.

—Estoy segura, quiero comenzar de nuevo.

—Comprendo ese sentimiento, ¿con volumen? —interrogó.

—Sólo un poco.

Le colocó una especie de capa en su cuerpo, enlazándola por detrás.

—Lo humedeceré un poco. ¿Cuál es tu nombre?

—Alice —contestó.

—Mucho gusto, soy Derek. ¿Tu novio está de acuerdo con esto?

—Me gusta una chica —no pretendía continuar ocultándolo, pero no codiciaba declararse.

—¿Tu novia?

¿No le parecía extraño?

—No lo es. Es hetero.

El sonido de las tijeras a travesando sus cabellos comenzó a ejecutar su presencia.

Derek realizó un ademán de dolor.

—Los heteros son los más crueles.

Alice cerró sus ojos. Mientras los cabellos descendían y el sonido de las tijeras resonaba en el salón, Alice recordaba las palabras de Julie.

El Comienzo de una LágrimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora