Esa noche de viernes, en una vivienda de un barrio de Londres, una muchacha de ojos más claros que su piel trataba de meter su cuerpo dentro de un ajustado vestido de noche color rojo quemado.—¡No puedo usar esto! —exclamó Lyra, horas antes había estado haciendo sus deberes, esperando que sus amigos hayan olvidado que había accedido a la propuesta de más temprano.
Quería quedarse en casa, pintarse las uñas o dormir un rato. No sonaba como algo que ella haría un viernes en la noche, pero la cama no soltaba sus garras de su cuerpo.
Pero, su mejor amiga Rebecca había llegado a su hogar junto con varias bolsas de compras. Inmediatamente, Lyra supo lo que había hecho.
—He traídos cosas increíbles para esta noche —le había dicho, después de haber tirado las bolsas a su cama.
Al parecer, era un fiesta de mascaras. Y en efecto, Becca había traído unas increíbles. La que era para Lyra, tenía plumas negras brillantes y otras opacas, distribuidas en torno a la parte de plástico —revestida con gamuza negra—que tenía los agujeros para los ojos. Tenía piedras que parecían diamantes y rubíes, iluminada parecía que tenía su luz propia.
—Ten, va a juego —después de darle su mascara y de mostrarle la suya, que era parecida pero de tonos dorados, le dio una bolsa.
Lyra sacó lo que había dentro, un vestido ajustado color rojo quemado. Eran casi dos piezas unidas por dos delgadas tiras entrecruzadas por la cintura. Tenía tirantes y el escote cuadrado más pequeño que lo demás. Era realmente bonito. Y al parecer caro.
Deslumbrada, Lyra le dijo a su amiga:
—Sabes que... no me gusta que hagas esto —aunque tuviera mucho dinero, no le gustaba que gastara en ella. Lo hacía con la mejor intención, lo sabía, pero no quería sentir que le debía algo.
—No empieces, Moon —le sonrió. —Te quedara perfecto con los tacones negros que te regale en tu cumpleaños.
Entonces, allí estaba, una hora después tratando de que el vestido subiera en sus caderas. Después de unos minutos jalando, cedió. Se lo coloco correctamente y se miró al espejo.
Se le salió un "ohh" y se llevo las manos a la boca. Rebecca, que también se estaba poniendo su vestido —era más corto que el de ella y completo, de un bonito color verde oliva y tenía una textura de gamuza— exclamó un «¡Dios mío!» y se acerco a ella, viéndose juntas al espejo.
—Estamos listas para conseguir hombres —le guiño un ojo y se volteo hacia ella. —¡Mira tu trasero!
Lyra se sonrojo un poco y riendo, se puso de perfil. Jamás se había visto de esta forma. Siempre se escondía debajo de ropas holgadas porque no le gustaba mostrar absolutamente nada de su cuerpo. Era tímida...
Pero, lucía realmente bien. El vestido se acentuaba perfectamente en sus caderas y su cintura, finalmente en sus pechos y parecía un reloj de arena. Por un momento se sintió incomoda, pero vamos, ¡se veía genial!
—No se ve tan mal —tampoco iba a decir que se sentía como Miss Universo, pero eso basto para Rebecca.
—Eso es un "estoy hermosa" de tu parte —esta chica le leía los pensamientos, Lyra sonrió. —Ahora a maquillarnos.
Tiempo mas tarde, las dos amigas estaban listas para salir. Lyra se había recogido el cabello en una coleta alta y lacia, a diferencia de su mejor amiga que ondulo su lacio cabello negro. Las dos con un maquillaje de noche, de distintos tonos, claro.
Salieron de la habitación de Lyra, cargando bolsas con cosas como el maquillaje y ropa de Rebecca, para meterlo a su coche. Fuera, sentado en el sillón y tomando una taza de café estaba el tío Emmett.
Volteo hacia ellas y sonrío, con esa sonrisa que a Lyra siempre le recordaba a calidez y a su hogar.
Recordaría esa sonrisa siempre, como cuando aprendió a andar en bicicleta. Salian juntos y la orgullosa pequeña Lyra quería aprender sin ayuda. Después de caer y regresar a sus brazos con ojos llorosos, él le sonreía de esa forma. La hacía sentir mejor.
Lyra corrió hacia su tío, su cuerpo era algo robusto y agradable, lo abrazó y con voz de niña pequeña le preguntó:
—¿Cómo me veo, Em?
—Estás hermosa, pequeña estrella —ese era su apodo desde siempre. Em siempre le decía lo mucho que brillaba. Lyra le dio un beso en la mejilla y se incorporo.
—¿Cómo me veo yo, tío Emmett? —la confianza que tenía Rebecca con el era grandísima. La había visto crecer como a su "pequeña estrella".
—Igual de hermosa, Bec —rió por su demanda de atención. Con una mano tapando parte de su boca dijo bajito pero no lo suficiente para que su amiga pudiera escuchar:
—Pero más que Lyra, ¿verdad? —Emmett solo rió y sus ojos se arrugaron, reía todo el tiempo por eso tenía unas marcadas arrugas. La morena le soltó un golpe y los tres rieron.
Después de eso y prometer que no volvería tan tarde —quizá eso no fuera tan cierto— las dos chicas se pusieron sus abrigos y salieron. Verían a Tim fuera del lugar, así que Becca le mando un texto para avisarle.
Subieron al carro y emprendieron el camino al lugar. Lyra no sabía mucho así que preguntó y según su amiga era un salón y la fiesta era del amigo de un amigo.
—No estamos invitadas, ¿verdad? —le preguntó. Su amiga le sonrió amplia y nerviosamente.
—No te preocupes, viéndonos así no dudaran en dejarnos entrar.
Sin darle más vueltas, Lyra le subió a la música y se relajo. ¿Que podría salir mal?
Finalmente llegaron y su amigo, las esperaba fuera del lugar. Bajaron del coche y la música se escuchaba fuerte y algunas luces salían de las ventanas negras y amplías. Parecía una disco.
El lugar era un edificio ancho color blanco, no era muy alto y tenía ventanas grandes de color negro. La entrada eran dos puertas amplías que parecían de caoba debajo de un arco. Había gente entrando y Lyra observó sus mascaras, habían de todo tipo: extravagantes, brillantes e incluso algunas simples o de un solo color.
Su amigo, con pantalón de vestir negro y una camisa azul marino, tenía una mascara simple de color negro en la mano. La mayoría de los hombres llevaba mascaras así.
—Seré el hombre más envidiado de esta noche —les dijo al verlas y las saludó.
—Tu no te quedas atrás, guapetón —le contestó Lyra, riendo.
—Quisiera decirte algo halagador, pero te odio —fue la respuesta de Rebecca y Tim le mando un beso.
Los tres amigos entraron, el calor que emanaba de las personas que bailaban los abrazó. Se quitaron sus abrigos y caminaron a algún lugar donde sentarse.
En una parte del lugar, un chico de ojos azules sonrió emocionado al ver entrar a la muchacha con ojos parecidos al Sol. Los reconoció al instante a pesar de la mascara negro brillante que llevaba.
Oh, Lyra.
***
La foto que anexe es de la chica que más se le parece a Lyra. Con la diferencia de los ojos y el cabello, porque los de Lyra son más claros.
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LYRA
Teen FictionLyra Moon cabía entre los parámetros de una persona normal, pero contenía una luz que solo algunos podían ver. En esta historia, Lyra conocerá el pasado del cual nunca estuvo consciente y todos los problemas que este le causará en su presente. "Un v...