LOST

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El sonido de sus pasos rebotaba en las paredes de aquella mansión, la cual se encontraba ahora en ruinas siendo iluminada únicamente por el resplandor de la luna que se colaba por las ventanas, muchas ya destruidas del pasillo, miraban de vez en cuando sobre sus hombros para asegurase de que no fuesen seguidos por algún enemigo.

Corrían tan rápido como sus heridas les permitían, Tsuna giraba su cabeza para asegurarse de que sus guardianes estuviesen bien, los veía correr con dolor por sus heridas, una más profunda y graves que otras, pero aun a pesar de que estuvieran un poco cansados no se detenían, sabían perfectamente que si se detenían podrían ser atacados por un enemigo.

-Vongola será mejor detenernos en algún lugar y descansar un poco si son atacan no nos podremos defender.- exclamo Mukuro quien se encontraba más atrás. Tsuna al escuchar esto asintió con la cabeza y siguió corriendo.

Su andar se detuvo frente a unas puertas dobles de caoba, Tsuna un poco dudoso abrió las puertas y a su vez sus guardianes se ponían alertas, Gokudera, quien se puso un paso frente de Tsuna lanzó una de sus dinamitas, La cual causo una pequeña explosión, esperaron un poco y al no percibir peligro alguno decidieron entrar a lo que parecía ser un despecho. Entraron todos con un poco de dolor gracias a sus heridas, pero sus movimientos se detuvieron al escuchar unos aplausos provenientes de la parte oscura del lugar.

-sin dudas alguna debó felicitarlos jóvenes, el salir de esta humilde habitación asesinar a unos cuantos, pedir refuerzos y regresar...heridos pero regresaron vivos...-decía la voz de un hombre.

-¡cabrón! Muéstrate!!! – decía un enojado Gokudera a la vez que se colocaba en posición de lucha al igual que Tsuna y lo demás.

-Con mucho gusto Gokudera Hayato...- se escuchó la misma voz decir, el sonido de unos pasos acercarse hacían que los jóvenes retrocedieran unos pasos, así hasta que se aquella parte salía un joven hombre, de porte elegante cabellos rojos largos recogidos en una coleta alta ojos dorados y en un traje que antes se podía decir que fue blanco...ahora era un traje totalmente carmín.

--V-Vicent... porque...- Tsuna dijo en un hilo de voz causado por la impresión de ver a su "aliado" tenderles una trampa.

--prefiero mantener eso para mí y mi familia vongola, pero me temo decirles que entraron para morir!!!- dijo a la vez que se lanzaba contra los jóvenes.

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En otra parte de aquella mansión no muy lejos de donde se encontraban los jóvenes pertenecientes a la décima generación de vongola.

Un pelinegro de curiosas patillas acababa con los últimos de sus oponentes, al terminar de llenarles las cabezas con balas a aquellos sujetos, su confiable amigo león regreso a su original forma y se volvió a posar en su sombrero, Reborn soltó un suspiro de frustración razón: había estado buscando al joven heredero de vongola y tras recorrer más de media mansión no hallaba rastros de él ni de sus guardianes, el sonido de una fuerte explosión lo saco de sus pensamientos.

--Reborn!! – El grito de una mujer hizo que se girara, para ver a Lal Mirch correr hasta donde se encontraba-donde demonios has estado, te hemos buscado por casi todos lados. –

--Tch... Dame-tsuna desapareció, lo busque por casi toda la maldita mansión no esta no está él ni los demás... los perdí de vista cuando empezaron a atacar.- dijo el asesino a sueldo mientras ocultaba su mirada en su sombrero; la mujer lo miro con preocupación sabía muy bien cuán importante era el joven para Reborn. Una explosión los tomo de sorpresa, derribándolos.

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