( adopta una mascota)

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( Raqui )

Nosotros teníamos otros perros también, así que entre todos hacían carreras y asustaban a la gente, jaja. Luego de correr hasta más no poder, regresábamos caminado a casa, llenos de arena, para tomar té e ir a la cama.
Un día regrese del colegio y Raqui no estaba. Era común que saliera a pasear y jugar a la playa por su cuenta. Generalmente no había nadie y, como era un pueblo pequeño, casi no había autos, nunca había ningún peligro, pero esta tarde Raqui simplemente no volvió. Esperamos un día para ver si regresaba solo, luego empezamos a salir por las tardes a ver si lo encontrábamos por la playa o por el pueblo, preguntamos por todos lados, a los vecinos, en las tiendas, pero no, nada. Pasaron varios días y ya no hacíamos la idea de que no regresaría, nos estábamos quedando sin lugares en dónde buscar y de a poco perdíamos la esperanza. Semanas después, me encontraba caminando por un lugar bastante alejado del pueblo, era una zona costera rocosa a una hora de mi casa aproximadamente, un lugar común para desconectarse un poco de todo. Sólo había un par de pescadores y una que otra gaviota. Ahí, perdido entre mis pensamientos y el sonido de las olas reventando contra las rocas, escuché un ladrido. Recuerdo que no era un ladrido de perro normal, era algo así como un grito de auxilio. Me detuve para concentrarme en ubicar de dónde venía el sonido, pero las olas y el viento hacían que fuese difícil. Después de bastante rato dando vueltas y buscando detrás de cada roca, guiándome sólo por algún ocasional ladrido, por fin lo encontré:¡era Raqui! Luego de semanas de buscarlo y extrañarlo finalmente lo había hallado. Mi reacción al verlo fue alegría y sólo grite:¡¡Raqui!!, pero él pareció no reconocerme, incluso me miraba con una sensación de odio: creía que era un extraño y que quería lastimarlo. Se encontraba en una posición en la que parecía dormido, y por más que yo lo llamaba, no se ponía de pie, sólo me miraba con una mezcla de odio, miedo y tristeza mientras yo me acercaba lentamente. Por fin logré tocar su cabeza para acariciarlo, y en ese momento su mirada cambió, Raqui empezó a mover la cola en señal de alegría."Te encontré", le dije, y ahí nos quedamos.

Hola, Soy Germán GarmendiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora