Capitulo 2

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Tomo mi valija vieja y la lleno con todo lo que me sobra, he empaquetado toda mi ropa y zapatos en la maleta grande, dejando está a fin de guardar mis "cosas sagradas o personales". Mi padre ha llamado a mi abuela para avisar que llegara en unos 10 minutos. Continuó guardando fotos, cartas, cajas y más cachivaches, hasta encontrar el álbum familiar. Los recuerdos que me traen las fotografías solo logran romper mi alma en pedacitos diminutos; mi madre con mi tía Helen, mi madre y yo en la graduación del preescolar, mi abuela comiéndome a besos y mi madre riendo a carcajadas, mi primer perro... Y con eso me basta para comenzar a sollozar. Corro al baño a limpiarme antes de que alguien me vea llorar, cuando termino de limpiarme la cara escucho el sonido de un auto aparcando en la entrada de la casa y por consiguiente mi abuela saliendo a recibirlo. De antemano sé que es mi padre, mi supuesto padre al que nunca volví a ver. El padre que nos abandono y prefirió el alcohol antes que su hija y su esposa. Después de su separación volvimos con la abuela, la cual nos acogió dulcemente.
El sonido chirriante de la puerta me saca de mis cavilaciones y mi abuela entra. Descuelgo del perchero mi mochila y me giro para mirarla.
-Ya llego, no es así?
-Si
-Y no piensa entrar?- me mira por un momento y añade:- Está esperando allá fuera, me dijo que entrara a avisarte.
Le dirijo una leve mirada y comienzo a levantar la maleta pequeña, no estoy dispuesta a llevar la grande, no cuando él puede hacer algo por mí. Pasó de largo a mi abuela y salgo para encontrarme a mi padre.
Lo primero que noto es su tamaño, es muy alto, no recuerdo verlo así de gigante, lo segundo es su auto, es una camioneta pick up que más bien parece un trozo de metal viejo, estoy segura que si la vendiera no le alcanzaría ni para un Red Bull. Me mira analizandome, después de unos cuantos segundos su expresión cambia para mostrar evidentemente su sorpresa.
"Si padre, soy tu hija a la que abandonaste" pienso. Me detengo a unos metros de él. Le miro fríamente, con la intención de decirle que no me apetece ningún abrazo o muestra de "cariño". Al parecer no lo nota porque se lanza hacia a mí y me sujeta fuertemente. Me sorprende su afecto. No le devuelvo el abrazo.
-Oh Edith! Cuánto has crecido! Me alegra poder mirarte de nuevo y...
-Si, si, si ya entendí. ¿Podrías soltarme y ayudarme a subir mi equipaje?
-Si linda.-contesta con una sonrisa en su rostro y mira a mi abuela- Emma, llévame a la habitación de Edith, por favor.
Mi abuela le hace un gesto con la mano y los dos entran a la casa. Aprovechó el poco tiempo para subir mi maleta a la parte trasera del cacharro y dar una última mirada a este vecindario. Cierro mis ojos y me concentro en los sonidos de mi alrededor, el ruido de los autos, los cláxons sonando, el leve murmullo de las hojas de los árboles siendo agitadas por la brisa , y el típico ajetreo de la ciudad. Quizás sea mi última oportunidad de escuchar a New Jersey.
Mi padre sale con mis cosas y las mete a la camioneta. Todos guardamos silencio hasta que el toma la iniciativa de hablar.
-Muy bien Edith, despídete.
Inmediatamente al oír esas palabras se forma un nudo en mi garganta y me esfuerzo para moverme hacia la anciana que tanto amo.
Ella me mira taciturna.
-Mi amor, ven acá.- Me abraza tan fuerte que estoy segura que quizás en otro momento me hubiera molestado la exageración de fuerza, pero ahora solo puedo pensar que la abandonare, la dejaré para no volver a verla. Contengo las lágrimas, no quiero llorar frente de ella, si lo hago ella lo hará.
-Abue, te amo, gracias por todo, prométeme que iras de visita, promételo. Prométeme que no me dejaras por completo.
-Te lo prometo Edith. Te lo prometo.
Duramos un par de minutos despidiéndonos y por fin me subo al auto en el cual mi padre está esperando. Subo sin mucha gracia y evitó mirar afuera. Miro mis dedos jugar con la tela de mi sudadera. Mi padre maneja en silencio. Nadie dice nada por qué nadie sabe cómo iniciar.
-Como te gusta que te digan?- él es el primero en romper el hielo que se había situado en la camioneta.
-Edith- contestó despreocupada.
-Ok.- lo noto nervioso, al parecer mi respuesta no le fue muy complaciente. Pero ¿ es que no se le pudo ocurrir algo mejor? Es la primera vez desde hace 14 años que ve a su única - y eso espero- hija, y lo primero que dijo fue una pregunta sobre mi nombre. Miro por la ventanilla tratando de mostrarme apática a su platica mal iniciada.
Noto que me mira de vez en cuando, sé que intenta hacerme sentir bien pero lo único que logra es ponerme nerviosa-incluso molesta-.Toma aire fuertemente y dice:
-Edith... Lo que pasó... Sabes que a mí también me duele... Fue una gran pérdida para mí...-comienza a balbucear palabras que no entiendo.
-Mira John, no hace falta que mientas. Sé perfectamente que nunca te intereso ni la salud de mama ni la mía. Si te hubiera interesado, quizás hubieras venido a visitarla, o tan solo una llamada para saber su estado de salud.
-Llámame papa, soy tu padre tengo el derecho a ser llamado así. ¿Crees que nunca me interese en ustedes? ¡Intente llamar cientos de veces Edith!, tu abuela no me permitía hablar con ella, siempre decía que ya tenía suficiente con la enfermedad, que ya no necesitaba más problemas como yo. Que tú y tu madre estaban en perfectas condiciones al cuidado de ella. Nunca le creí por completo, pero me conformé con eso.
Me quedo callada, no tengo ganas de discutir con el. Miro la radio y la enciendo. Suena una estación de radio que recientemente lanzaron y me concentro en la música.
Pasada aproximadamente una hora, mis párpados comienzan a sucumbir, mi cabeza se vuelve ligera, los bostezos se vuelven cada vez más continuos y caigo rendida ante el sueño que tengo por los días anteriores.

Sin fondo {HarryStyles} ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora