GUARRA

72 2 0
                                    

Cuando volvió junto a su familia no estaba de ánimos para nada así que se encerró en su habitación. Una cama con la colcha azul, un armario de madera clara, algunos cuadros con fotos y un tablón lleno de recuerdos junto a una triste ventana que casi ni oxigenaba la estancia.

-Sabina es la hora de cenar.

-Cenaré después, quiero pensar bien qué ponerme mañana para el instituto, ya sabes. La buena impresión y tal. –Le contestó a su hermano.

Abrió el armario pero su mente no estaba en condiciones de hacer conjuntos así que lo volvió a cerrar y se tumbó en la cama a escuchar música un rato más. En inglés, para sentirse dramática cual protagonista de libro romántico.

Se quedó dormida con la boca abierta y la melodía sonando. Escuchó a su madre entrar y darle un beso en la frente antes de sentir un calor por el cuerpo que no entendió de donde provenía hasta el día siguiente cuando se vio cubierta por la colcha.

Su madre le había dejado cereales y tostadas encima de la mesa de la cocina y un paquete de galletas para el descanso que el instituto hacía a las doce para poder comer y no morir deshidratado.

No tenía ganas de pensar mucho ni de currarse una falsa impresión a gente a la que probablemente ni le importase así que se metió unos vaqueros, unas zapatillas blancas y la camiseta que su hermano le había comprado de Violadores del Verso. Un gran grupo de rap que todo humano existente debería conocer.

Se acomodó el flequillo detrás de la oreja y dejó su pelo rizado al viento. Se maquilló un poco para no parecer indigente y cargó con la mochila con dibujos de monstruitos hasta su nuevo destino.

No era un lugar como salía en las películas.

El típico instituto de tres plantas con taquillas, gente yendo en coche, equipos de animadoras y de fútbol, habían sido sustituidos por un edificio gris de una planta y media, si la planta de los laboratorios podía considerarse una planta y los pasillos con el suelo desconchado.

Cuando entró le pareció que había presionado un botón oculto en el suelo que había causado que todos y cada uno de los estudiantes que había en el pasillo se giraran para mirarla.

Sabina solía ser muy vergonzosa pero en esos últimos dos meses había llegado a un colapso que estaba a punto de hacerla explotar, así que tuvo que desenvolverse como pudo.

-Perdona. –Paró a un chico moreno en mitad del pasillo para preguntarle.- ¿primero de humanidades?

-Em...sí. La 16.

-Gracias.

Buscó la puerta 16 y entró, ahora más asustada, pero resulta que apenas había un par de personas, dos chicas que se la quedaron mirando como si fuese un extraterrestre.

-Tú eres nueva ¿no?

-Si no me conoces supongo que sí, soy nueva. –Dibujó una sonrisa irónica y se sentó en una mesa.

Sentía unas tremendas ganas de fumar en ese momento pero estaba encerrada entre cuatro paredes llenas de mesas y olor a tiza. Polvo flotante que se pegaba a las motas de la ropa y que la hacía estornudar.

Sonó una especie de sirena chirriante como las que había en la televisión y una avalancha de jóvenes de su edad, algunos más mayores, entraron en el aula.

En la mesa de junto a ella se sentó un chico con el pelo rizado y los ojos grises que ni la había mirado. "Vaya mal educado" pensó.

Un hombre medio calvo pero con el pelo moreno y unas gafas medio caídas entró en clase con un maletín que parecía pesar poco.

-Don José, la nueva me ha robado el sitio. –Rechistó una rubia chillona que estaba sentada en primera fila.

El profesor sacó con lentitud un papel del maletín y miró a Sabina por encima de las gafas.

-¿Y cuál es el problema Paula? Seguro que Sabina está encantada de compartir mesa con nuestro amigo....-volvió a mirar la lista- Evan.

Su compañero no la miró en ese momento tampoco. La cabeza se le estaba llenando de insultos más y menos suaves hacia ese soso de la vida.

Sacó un cuaderno para apuntar todo lo que le interesaba del discurso de principio de curso de Don José, pero no pudo escribir mucho ya que Evan le arrancó la libreta y escribió algo con la mano izquierda.

-"¿Rap?" –Leyó Sabina perpleja.

-"Por supuesto" –Escribió ella.

-"¿De verdad o por moda?

-"¿Lo quieres saber? "

Evan leyó el mensaje y no contestó nada. Se levantó y se fue al baño, para no volver.

Sabina abrió su mochila para guardar el cuaderno un poco confundida y se encontró un trozo de papel.

-"Sorpréndeme."

Miró la madera de la mesa de Evan y leyó. "Faro a las 7"

-No creas que me vas a robar más cosas que mi sitio guapa. –Paula casi le escupió y se fue.

"Valiente zorra."

SABINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora