Capítulo 4

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Tanatos.

Casi dos metros de pura elegancia, pelo completamente negro y sus ojos de un azul tan intenso que te hacen desearlo. Sexualidad pesada y carnal sale de cada poro de tan maravillosa obra divina.

Y ya que antes lo he probado puedo decir que es un gran amante, una vez que eres besada por sus llenos y tan bien formados labios quedas marcada de por vida, pocos hombres serán capaces de borrar el recuerdo de su boca sobre tu cuerpo.

Admirado por las Koris de Artemisa, todas quieren tocarlo, pero todas tienen prohibido estar a menos de 15 metros de él, a excepción de Kim, ella es mía o lo será, por lo que puede estar mas cerca pero aun no tocar.

—Adara, —dice él con su hipnótica voz una vez me alcanza.

—Tanatos, —respondo en el exacto momento en que sus labios tocan mi mejilla.

Mal nacido, sabe lo que sus caricias me hacen.

—Señoritas, —dice Tanatos asintiendo hacia Kim.

—¿Sabes donde esta Perséfone o Hades? Necesito hablar con ellos.

—Mmm, tengo malas noticias para ti cariño, —dice mientras cruza la sala dirigiéndose a la puerta que dirige a las escaleras del ala izquierda.

—¿Cuáles? —respondo.

—Los tortolos se encuentran en el Olimpo, no se cuando regresan. —dice mientras empuja las gigantescas puertas dobles y sale del vestíbulo dejándonos solas.

—Bien, creo que vinimos a nada —dice Kim saliendo de su shock por Tanatos.

—Eso parece —respondo algo frustrada.

—Es hermoso…

—Lo se, pero tienes que aprender a controlarte, si fueras humana al caer bajo el hechizo de la personificación de la muerte tu alma hubiera abandonado tu cuerpo.

—Lo se, pero es que es tan… —suspira.

—Pareces una niña, pero si, te roba el aliento.

—¿Por qué te gusta tanto el Sushi? —pregunta Kim mientras no sentamos en los puff del restaurante.

—No lo se, simplemente lo probé en mi primer viaje al mundo humano y me encanto, los Olímpicos no conocen el sushi a menos que no hayan venido a la tierra.

—Artemisa nos da chocolate.

—Artemisa no es normal igual que yo, —digo sonriendo.

Una camarera viene, y ordenamos una bandeja con 6 rollos diferentes y shots de sake.

Luego de comer volvemos al apartamento, miro el reloj que esta en la entrada y son las 4:30pm no me da tiempo para dormir.

—¿Quieres realmente ir al partido de fútbol? —pregunto mirando de reojo a Kim.

—Si, por favor, ¿luego iremos a la carrera, no? —dice casi dando saltitos.

—Si quieres, vamos… total, no tengo nada que hacer.

—Pues si yo fuera tu, bajara al inframundo.

—¿A hacer que? Perséfone y Hades no están.

—A ver a Tanatos. —responde enfatizando su nombre.

—No tengo que ver a Tanatos, no puede ayudarme en nada.

—Adara, no soy estupida, la tensión sexual que había ese salón en el momento en que ustedes estuvieron cerca era palpable, eso sin mencionar que pasaste de estar pálida a roja como un tomate y devuelta a estar mas blanca que una hoja durante besaba tu mejilla.

—Estas delirando. —dije entrando a ducharme para ignorarla y no escucharla.

—Si tu lo dices… —dijo en el preciso momento en que el agua empezaba a caer sobre mi piel.

El agua inicio a caer fría y luego de un momento se calentó, lave mi pelo lentamente teniendo una discusión conmigo misma.

No puedes volver con Tanatos, él es igual que todos los demás y no durara en arrastrar tu alma hasta el Tartaro sin pensarlo, Zeus solo tiene que pedírselo y lo hará sin pestañar justo cuando tu “madre” acabe con tu vida si fallas…

Eso decía mi subconsciente.

Lo que mi subconsciente no sabia es que yo no fallaría.

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⏰ Last updated: Sep 19, 2013 ⏰

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Daughter Of OlympusWhere stories live. Discover now